Pablo Pérez contó que le pidió perdón a Guillermo por su expulsión y afirmó: "Le pegué a Balanta por bruto, no por mala intención".

Rompió el silencio: habló tras la desatinada patada

Por UNO

El mediocampista Pablo Pérez se mostró autocrítico por su temprana expulsión en el clásico frente a River, reveló que se disculpó con el cuerpo técnico y contó que no tuvo intención de lastimar a Eder Álvarez Balanta.

"Cuando me fui de la cancha se me caía el mundo encima. Me fui muy triste porque recién empezaba el partido y mis compañeros tenían que sacarlo adelante con diez hombres", expresó.

En declaraciones formuladas a Radio Continental, Pérez dijo que habló con Guillermo Barros Schelotto y se hizo "responsable por lo que pasó y pedí disculpas".

"Me hice responsable y mi compromiso fue que esto no va a volver a pasar. Voy a tratar de estar más maduro y controlarme. Sé que voy a sacar adelante este momento y se lo dije al DT", sostuvo.

Si no le toca viajar a Paraguay para visitar el jueves a Cerro Porteño, el mediocampista manifestó que "va a ponerle buena cara al entrenador tome la decisión que tome".

Sobre la jugada en sí, dijo: "Veo el pique de la pelota, pierdo la visión y tiro un puntapié. Me pasó por bruto, no por tener una mala intención y eso se lo dije a Balanta".

Además de la charla con el Barros Schelotto, Pérez indicó que tuvo un diálogo con Daniel "Cata" Díaz, Agustín Orión y Carlos Tevez, quienes le dijeron que "le dé para adelante".

A la hora de hacer referencia a las sensaciones que sentía cuando dejó la cancha, fue claro: "Es un momento difícil de vivir. Cuando salí sólo sentía pena y tristeza. El partido lo vi en el tunel, apenas asomando la cabeza. Lo sufrí, pero más lo sufrieron mis compañeros por tener que correr tanto por tener un hombre menos".

Pérez dijo que no le molestaron las críticas excepto la de aquellos periodistas que "opinaron que me tenía que ir del club en junio por la jugada, no me gusta escuchar que una persona se pueda quedar sin trabajo".

Por último, reconoció que muchas veces acumula "amarillas tontas" y opinó que eso se da porque "cada vez que voy a una pelota lo hago como si fuera la última y eso a veces me condiciona".

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