Tras un penal sancionado en su contra, el seleccionado argentino
consideró que era perjudicado y se fue de la cancha.
A fines de los '30, la Selección argentina de fútbol el único contacto que tenía con el fútbol
internacional se daba por los choques ante rivales zonales, en los Sudamericanos o en esas copas
que se jugaban ante Chile, Uruguay o Brasil.
Y fue en esa época y en los primeros años de la década del '40 cuando Argentina se daba el lujo
de no ir a los Mundiales (en 1934 pre sentó un equipo amateur y en el '38 no participó), por proble
mas de las autoridades con la FIFA, por que pretendía ser sede de un torneo.
Y en enero de 1939 se vivieron hechos anecdóticos que quedaron marcados en la historia de los
choques entre Brasil y Argentina. Por la Copa Roca, que disputaban estos países desde 1913, hubo
dos enfrentamientos en el estadio de Vasco de Gama en Río de Janeiro.
El 15 de enero ante 70 mil espectadores, Argentina se presentaba ante Brasil, que tenía la misma
base que logró el tercer puesto en el Mundial de Francia un año antes.
El defensor Domingos Da Guía y el delantero Léonidas Da Silva (goleador) fueron elegidos en el
equipo ideal de ese Mundial y salieron a enfrentar al seleccionado argentino, que era dirigido por
Ángel Fernández Roca.
Esa tarde, el mendocino Bruno Rodolfi, surgido de Gimnasia y Esgrima, que triunfaba en River
Plate, fue el volante central y uno de los elementos importantes en la victoria por 5 a 1, nada
menos que en Río de Janeiro.
Fue una demostración magistral de fútbol ofensivo el que desarrollaron los argentinos y ya a los
9 minutos, tras pegar dos veces la pelota en el travesaño tras sendos remates de José Manuel
Moreno, el puntero izquierdo de Racing Club, Enrique García convertía el primero. A los 20′
Herminio Masantonio (Huracán) lograba el segundo y a los 34′ Moreno desde afuera del área clavaba
el tercero para asombro de la multitud de brasileños.
En el segundo tiempo el equipo argentino siguió tocando y tocando el balón y a los 11′
Masantonio hizo el cuarto y cuatro minutos después Moreno, de cabeza, metía el 5 a 0. Romeu
descontó para el local, mientras los visitantes trataron de cuidar los físicos en cada cruce frente
a la rudeza de los jugadores de Brasil.
La revancha fue el domingo 22 en el mismo estadio. Esta vez ubicaron sillas en la pista de
atletismo y se extendió la capacidad a 90 mil personas.
Argentina salió con la misma formación de 7 días antes mientras el local hizo varios cambios.
Los anfitriones fueron mucho más rudos ante la complacencia del árbitro Oliveira Monteiro de
Brasil. Leónidas consiguió el primer gol y un minuto después el mendocino Rodolfi, de cabeza,
empataba para Argentina. A los 23′ de esa primera etapa García conseguía la ventaja para Argentina
por 2 a 1.
Atajá, Gualco. El arquero argentino ante un avance de Brasil.
En el ST el juego brusco creció en los impotentes jugadores locales mientras el árbitro era un
adelantado del "siga-siga". Hubo un penal evidente para los celeste y blanco, que el juez no
sancionó, hasta que a los 40′ igualó Adil son.
Un minuto después el argentino Montañés tocó la pelota con la mano afuera del área y Monteiro
sancionó penal. Ante las protestas fueron expulsados Arico Suárez y el mismo Montañés. Restaban 4
para el final y el equipo argentino se retiró de la cancha. El árbitro hizo patear el penal, que
Leónidas convirtió sin arquero (¡!), algo inaudito e incluso llevó la pelota al centro de la cancha
y dio por finalizado el partido 3 a 2 para Brasil.
Al retirar se algunos de los argentinos fueron mal tratados por la policía de Brasil y se
hicieron las denuncias.
Se debía jugar un tercer partido, otra vez en Río de Janeiro, para definir el ganador de la
copa, pero la AFA decidió postergar el encuentro.
El plantel al otro día se embarcó en buque Cap Ar conades de el puerto de Guanabara. Fueron muy
grandes las críticas por el retiro de los argentinos y la mala labor del árbitro.
Pero al otro año Argentina se encargaría de demostrar que era superior a los verde-amarillos con
dos goleadas 5 a 1 y 6 a 1 jugando en la Capital Federal y en Avellaneda.
Pero en ese anecdótico partido hubo un mendocino que jamás olvidó esa rara historia.
Un café. Bruno Rodolfi fue uno de los presentes en el 5 a 1 en
Brasil.