Juan Pablo García
Hace 3 semanas tuve el privilegio de presenciar el debut de Los Pumas en el Rugby Championship jugando frente a los Springboks, en Ciudad del Cabo. En la previa, mientras todos los argentinos disfrutábamos el hecho de poder formar parte de una competencia anual ante los mejores equipos del mundo, siendo conscientes de lo exigente que sería el certamen, los sudafricanos manifestaban un gran respeto por el seleccionado nacional, pero a ninguno se le pasaba por la cabeza la posibilidad de perder ante Argentina.
Tras el partido, la prensa argentina destacaba el buen partido hecho por los argentinos y la sudafricana criticaba con dureza a su equipo por no haber marcado cuatro tries y sumado el correspondiente punto bonus, dejando entrever que todos pensaban que los demás rivales seguramente lograrían esos cuatro tries ante el rival que hacía su primera experiencia en la elite.
Una semana más tarde, en nuestra provincia, Los Pumas salieron del Malvinas con el pecho inflado de orgullo y hasta lamentando un resultado histórico (empate en 16 ) por haber estado tan cerca de ganarles a los Springboks, cuyo entrenador se animó a pedir “disculpas” por la floja labor de su equipo, que rescató un empate inmerecido.
Tras un fin de semana de descanso, con un viaje de más de 30 horas incluido, Los Pumas terminaron su partido de ayer ante los mismísimos All Blacks, y en su casa, con algo de bronca, ya que si bien se jugó de igual a igual se perdió 21 a 5.
Ha transcurrido la mitad de esta hermosa y exigente aventura que es el Rugby Championship, y en sólo 3 semanas el seleccionado argentino no sólo ha ido creciendo en forma notable como equipo, sino que también han aumentado exponencialmente las exigencias de propios y extraños.
Parece mentira, pero después de tantos años de espera Los Pumas no sólo son parte de una competencia regular contra la elite del rugby internacional, sino que en pocos días sus excelentes actuaciones hacen que ya nos ilusionemos con verlos ganar por más que enfrente estén los Wallabies, los Springboks y hasta los temibles All Blacks.