La policía de San Juan, la gran culpable

Por UNO
Enviado especial a San Juan

Estamos acostumbrados ya de escuchar los desastres que hacen las barras bravas y los hinchas en el fútbol argentino. Pero esta vez no fueron los hinchas de Godoy cruz ni los de San Martín los culpables de lo que pasó el sábado pasado en San Juan. Fue la policía. Aquella institución que está encargada de cuidar la seguridad e integridad de los ciudadanos. Parece ser que a San Juan fueron a parar todos los represores que se escondieron en la llegada de la democracia. 

Fue una provocación tras otra de la policía hacia los hinchas. Hablemos de, por ejemplo, la salida. Habitualmente cuando termina el partido se despeja la hinchada visitante y se hace esperar a la hinchada local. En despejarse completamente una tribuna suele llevar unos 15 o 20 minutos. Pero parece que el sábado la policía sanjuanina estaba apurada y decidió sacarlos a los golpes. Así empezaron los primeros actos de violencia hacia la gente mendocina. Empujones, bastonazos e insultos. A partir de aquí la barbarie, lo inexplicable, lo inentendible, los disparos, los gases lacrimógenos y las corridas.

Escuchar hablar a los responsables del operativo y al gobernador de la vecina provincia da gracia…o lástima. Cabe pensar que si califican de “exitoso” el operativo es porque lo que pasó estaba planeado. Un colectivo repleto en este caso de dirigentes y familiares queda en la puerta del mismísimo estadio rodeado de 50 hinchas del Verdinegro tirando piedras sin ningún policía que los frene. Eso es grave y discúlpeme señor gobernador de la provincia de San Juan si no coincido con usted en eso del “éxito”. Si ningún policía estaba custodiando la salida visitante del estadio es entregar en bandeja la seguridad de los ciudadanos mendocinos.

A los hinchas se los suele custodiar con patrulleros hasta la salida de la provincia. Esto se hace por varias razones. Para que no los agredan, para que los que van arriba del colectivo no generen destrozos, entre otras.

Pero... ¿qué pasa cuando los encargados de ofrecer esa seguridad se convierten en la barra contraria? Gráficamente pasa lo que vimos que pasó. 150 heridos, un chico con un ojo menos y uno internado en grave estado por un golpe en la cabeza por parte de la policía sanjuanina. No fue una batalla. Fue una masacre. Policías extasiados, agresivos por toda la ruta.

Lo que nos pasó a nosotros, los trabajadores de UNO medios, fue raro. Cinco policías custodiando la estación de servicio de media agua apuntando con escopetas y revólveres. Parecía que había una orden de dispararle a todo vehículo con más de cinco pasajeros dentro. Digo “parecía” porque mientras uno de los policías nos apuntaba con la escopeta el aparentemente encargado de ese operativo, gritó: “Bajen las armas que son periodistas”. No hizo falta preguntarse qué hubiese pasado si no hubiésemos sido periodistas. Unos kilómetros más adelante estaba la muestra. Colectivos sin ningún vidrio sano. Personas heridas. Y no hablo de hinchas porque hasta los choferes de los colectivos fueron alcanzados por los proyectiles y las piedras que lanzaba la propia policía. Cuando hicieron el cambio de custodia al ingresar a Mendoza este reportero bajó con la cámara para hacer los primeros registros del desastre. Irónicamente al pasar por el control policial que hay en el limite entre las dos provincias un agente me dice: “Cuidado, no te acerqués mucho a los colectivos que tiran piedras”.

A las autoridades de la provincia de San Juan: esto se lo dice una persona que estuvo y registró lo que paso el sábado. Intentar ocultar o apoyar lo que pasó e incluso querer calmar las aguas no es ser diplomático. Es ser cómplice. Es demostrar que la vida humana no importa. Es provocar rivalidad entre dos provincias. Es colaborar con la violencia en el fútbol. Darle excusas a los agresivos para que sigan con la violencia en el fútbol para defender su orgullo dañado por ustedes. Tratar a las personas con tanta violencia puede ser heróico ante los ojos de sus votantes pero los convierten en constructores de una sociedad violenta. Predicarás con el ejemplo.