El monumento de la Ciudad de la Mitad del Mundo, en San Antonio de Pichincha, uno de los lugares imperdibles de Ecuador. Foto: web
Del enviado especial de UNO Medios a Ecuador
Estar en Quito obliga a visitar dos lugares. Uno es el Centro Histórico, donde se encuentra el Palacio Presidencial e imponentes catedrales, y otro la Mitad del Mundo, el lugar por donde pasa la línea del Ecuador dividiendo a la tierra en los hemisferios Sur y Norte.
Y basta con ver la prueba que realizan para comprobar que estamos parados justo en la línea divisoria. ¿La prueba? A una pileta con agua le sacan el tapón y el líquido cae recto, sin generar ese remolino que siempre vemos cuando desagotamos un recipiente, como el lavamanos, por ejemplo. Pero si a esa misma pileta se la traslada hacia el norte, se puede apreciar como el agua cae generando un remolino en sentido antihorario. De la misma manera, el remolino es en el sentido horario si la colocan del lado sur. Física pura y la evidencia clara de que en ese momento estaba parado en la línea que marca 00° 00' 00".
El volcán Pululahua es otro de los hermosos escenarios que nos presenta Quito, ubicado a unos pocos kilómetros de la Mitad del Mundo. Como todo centro de atracción turística, los puestos de artesanías y souvenirs están a la orden del día, con gente que con mucha amabilidad le insisten al turista a dejar unos dólares a cambio de unos regalos.
Llegando a la ciudad, el Centro Histórico es ese bello lugar donde se pueden encontrar edificios coloniales más hermosos, catedrales imponentes y sobre todo la cultura de esta zona de Sudamérica. Rodeando la Plaza de la Independencia se encuentra el Palacio Presidencial, lo que para nosotros es la Casa Rosada en Capital Federal. Allí "vive" Rafael Correa, quien todos los lunes a las 11 de la mañana se asoma por el balcón a saludar a la gente que se junta para ver el Cambio de Guardia de la Escolta Presidencial. Es un acto en el que participan todos los cuerpos de la Policía ecuatoriana y que se vive como una fiesta por los quiteños.
Luego la ciudad continúa su ritmo habitual, donde se puede ver a esas mujeres con vestimentas típicamente indígenas vendiendo chales autóctonos a un bajo precio (dos por 5 dólares). Lo ofrecen con una amabilidad tal que hacen imposible no detenerse a comprar.
Pero son las catedrales, los edificios más hermosos que se pueden apreciar durante el recorrido. La Iglesia de la Compañía de Jesús deslumbra por el bañado de oro que tiene en todo su interior, con piezas arquitectónicas imposibles de entender cómo fueron creadas. Fue construida por los jesuitas entre 1605 y 1765, y su decorado es de pan de oro, una lámina muy finita de ese metal. Pagando 3 dólares se puede ingresar a recorrerla.
Las artesanías y los artículos religiosos se ofrecen en pequeños locales construidos debajo de los edificios, como así también algunas comidas o los refrescos. Maracuyá, papaya, guayaba, todos elaborados en el momento, bien frescos y naturales.
Para la noche, al momento de salir con amigos o con las parejas, los quiteños eligen Plaza Foch, un lugar de bares y pubs para cenar o simplemente tomar algunos tragos. Para los que les gusta apostar algunos dólares también tienen un casino.
Así es San Francisco de Quito, o simplemente Quito, como se lo conoce. Un lugar donde la amabilidad de la gente sobresale y donde la cultura está representada en cada habitante de esta ciudad.
Aquí se quedó la ilusión de Godoy Cruz de seguir avanzando en la Copa Libertadores y aquí se quedó nuestra aventura como periodistas y mendocinos de seguir recorriendo el continente con un equipo de nuestra provincia. Pero el Tomba se lleva la satisfacción de haber jugado y nosotros la satisfacción de haber conocido un país como Ecuador y una ciudad como Quito.