Francia sabía que tenía que jugar un partido de marcador muy bajo, para hacer dudar a los españoles y tener opciones reales de victoria en el último cuarto. Y su plan de juego se ajustó a eso.
España empezó nerviosa, fallando los primeros ataques (tardó 3:10 en anotar su primera canasta) y Francia se colocó con un 11-2 a los tres minutos. Era la mayor desventaja para España en todo el torneo. Los anfitriones empezaron a defender mejor y correr al contragolpe, su mejor arma, ante unos franceses que perdieron eficacia en el tiro. Con un parcial de 10-0 se colocaron por delante en el marcador por primera vez (12-11, minuto 7).
Eso dio paso a unos minutos finales del primer cuarto con bastantes errores en el tiro por ambos equipos, llegando al final con empate a 15 puntos.
El segundo periodo comenzó igual que el primero, con Francia defendiendo muy fuerte, controlando el rebote (25-13 al descanso) y obligando a España a agotar sus posesiones y sin poder realizar buenos tiros. Así, los galos se colocaron con siete arriba (28-21, m.18).