Un grupo de hinchas argentinos, junto a dos amigos ingleses y una mexicana, se acercaron con sus
respectivas banderas nacionales en la concentración de la selección nacional en Pretoria
ilusionados con la posibilidad de ver de cerca a Maradona y sus dirigidos, algo que no sucedió pero
disfrutaron en un clima de fraternidad.
Juan Aricio, de 24 años, y su amigo Eugenio Peralta, de la misma edad, ambos oriundos de Córdoba
capital, llegaron a Sudáfrica para alentar a la selección en una suerte de viaje de egresados al
que se sumarán pronto otros amigos, todos estudiantes de abogacía y economía.
"Estaremos en Sudáfrica hasta el 18 de julio", dijo Juan a Télam, con la bandera argentina en
los hombros.
Juan contó que esta mañana se enteró que la práctica de la selección argentina "iba a ser
abierta", como la de Brasil, y otras selecciones, por eso "vinimos desde Johannesburgo para ver de
cerca al equipo".
"Les dijimos a los chicos que se vengan con nosotros y aquí estamos todos", agrega, sobre los
dos ingleses y una mexicana que lo acompañan, y con quienes ya comparte la alegría mundialista que
se vive en Sudáfrica.
Juan y Eugenio esta seguros que Argentina llegará lejos en el mundial: "confiamos en ellos a
muerte", afirmaron a coro.
Por su parte, George, quien habla un excelente español tras haber vivido en Argentina durante un
año, concretamente en Villa Crespo, sostuvo que "su corazón está con Inglaterra", aunque cree que
un buen resultado para su equipo sería "llegar a semifinales".
"Creo que Argentina tiene mejor equipo que Inglaterra. Nosotros tenemos buenos jugadores,
individualidades pero el juego de nuestra selección no es bueno, es un poco aburrido", opina.
A su lado, una hincha mexicana no paraba de sonreir y mostrar la bandera de su país. "Llegué
sola a Sudáfrica porque mis amigos no me podía acompañar", explicó Araceli.
"Todos en México creemos que la selección hará un buen papel y confiamos que llegue a octavos de
final", agregó, mientras disfruta de la compañía de los chicos argentinos e ingleses "la cuidan"
durante su estancia en Sudáfrica.
Por la concentración argentina ya pasaron además de argentinos, ingleses y mexicanos, algunos
brasileños, entre ellos, un padre con su hijo que llevaba la canarinha con el número 10, quienes se
pusieron a jugar a la pelota en la puerta del Centro de Alto Rendimiento de Pretoria.
Mientras en las puertas de la concentración se vive un clima festivo, de tranquilidad y paz, el
equipo de Maradona sigue entrenado con la cabeza puesta en el debut mundialista, alejado de la
tensión que puede suponer la presencia de barras bravas en Sudáfrica. (Télam)