Argentina ganaba con un gol viciado que con toda probabilidad iba a desatar una polémica mayúscula después del partido, pero nadie, absolutamente nadie estaba preparado para lo que iba a ocurrir en el minuto 55 del partido.En ese minuto Diego Maradona recibió, dentro de su propio campo y cerca de la mitad de cancha, un pase del mediocampista Héctor “Negro” Enrique. Sin apenas levantar la cabeza y con el balón pegado siempre a sus pies, Maradona se fue en pos del arco inglés, eludiendo a cinco jugadores ingleses (Hoddle, Reid, Sansom, Butcher y Fenwick). Tras acercarse al área chica inglesa, y cuantos todos pensaban que iba a rematar de inmediato al arco, Maradona se enfrentó al portero Peter Shilton. Cuando el arquero salió a cortar su avance, Diego lo amagó y, con el arco a su disposición y casi cayéndose, mandó la pelota al fondo de la red. El estadio estalló de admiración, mientras millones de televidentes en todo el planeta no podían dar crédito a lo que acababan de ver.Fue un golazo de antología, una verdadera obra maestra ejecutada por un genio, tal como lo inmortalizó el relator uruguayo Victor Hugo Morales en su famoso relato para la televisión argentina.