Final soñada. Ni Real Madrid. Ni Barcelona. Bayern Munich se impuso por penales 3-1 en el Santiago Bernabéu y se clasificó para disputar la final de la Champions League en su estadio y ante un diezmado Chelsea, que no contará con varios de sus jugadores claves.
El Bernabéu se transformó en un teatro. Porque el partido que regalaron Real Madrid y Bayern Munich se pareció a una obra. Dramatismo. Suspenso. Talento. Y un final apasionante que tuvo un 2-1 a favor de los merengues en los 90 minutos y que necesitó de los penales para establecer al finalista que estará el 19 de mayo en el Allinaz Arena de Berlín..
Cristiano Ronaldo marcó los goles del equipo español, el primero de penal y el segundo en leve posición adelantada, mientras que Robben, también desde los doce pasos, selló el 2-1 que igualó el resultado global. La definición por penales fue 3-1 para el Bayern que buscrá el título ante Chelsea.
El Madrid arrancó como para continuar con la fiesta que se inició un día antes por la eliminación a manos del Chelsea del rival de siempre, el Barcelona de Messi. Encontró rápidamente el argumento para calmar la ansiedad de un estadio repleto, en un penal que Cristiano Ronaldo cambió por gol.
La ventaja no cambió la fisonomía del gran duelo porque Bayern no renunció a la lucha por la posesión de pelota. Robben fue una preocupación por derecha. Marcelo nunca pudo descifrar los regates del holandés.
Pero el Madrid tiene ese poder individual que le permite hacer diferencia sin la necesidad de un juego aplastante. Un robo en la mitad de la cancha un pase rápido de Özil para Cristiano, y el portugués, en leve posición adelantada, puso el 2-0 para el delirio de los madridistas.
Aquí pareció que el Madrid había encontrado la llave de la final. La presión cambiaba de mando y el equipo alemán necesitaba un gol para al menos llevar la eliminatoria a tiempo suplementario. Pero Bayern asumió sin complejo la responsabilidad y un centro que terminó en el penal que Pepe le convirtió al bueno de Gomes. Robben esta vez le ganó el duelo a Casillas y las cosas igualadas en el global.
Como era de esperar, el complemento aplacó el ritmo vertiginoso de la primera parte. Tanto en la vorágine como en la calma, Bayern reunió más méritos para llevarse la victoria. Jugó en campo del Real y tuvo en Gomes el pasaporte directo a Munich. Pero el delantero se tomó un tiempo más para definir y permitió la reacción de Ramos que le tapó el remate.
La disciplina táctica perdió relevancia en el tiempo suplementario. Los 30 minutos adicionales tuvieron un elemento extra que fue el apoyo del público local que volvieron a cargar la batería del Real. Aparecieron los espacios que no fueron aprovechados porque los jugadores ya estaban extenuados.