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El Torino de Almirón llegó a buen puerto

Por UNO

Analía Doña@anitadona21

Cuando arrancó su camino, allá por febrero de 2014, sabíamos que éste sería duro y que pasaría más de una noche de tormenta tirado a un costado de la ruta.

Mas no es lo mismo proyectarlo que vivirlo. No es lo mismo decirlo que ver cómo, a pesar del esfuerzo, otros te superan en velocidad y te dejan el parabrisas repleto de tierra.

Sin embargo, el chofer de este Torino supo mantener la calma aún en los momentos más difíciles; aún cuando el motor no respondía, las cubiertas se pinchaban y la meta se veía cada vez más lejana.

Cualquiera hubiese bajado los brazos pero este chofer conocía su Torino a la perfección; sabía hasta dónde podía dar y no tuvo tapujos a la hora de llenarse las manos de grasa si había que aplicar algunos conocimientos de mecánica.

Lo dijimos en su momento, el Torino es un histórico que más de uno quisiera tener, uno de esos autos de colección con piezas de excelente calidad pero antiguo, con límite de velocidad y mañas propias del modelo.

Si apretabas demasiado el acelerador se te podía ahogar y si lo forzabas por desesperación corrías el riesgo de fundirlo. Por eso, necesitaba "el" chofer, ese paciente que prefiriera el silencio cuando el auto lo hiciera rabiar y supiera leer el mapa de ruta como ninguno para aprovechar las virtudes propias y las debilidades ajenas.

Jorge Almirón se llama ese conductor que pareciera que nació arriba de este Torino. Ese al que le costó poco tiempo amoldarse a la cuerina del sillón, le hizo chapa y pintura para disimular los defectos, manejó con cuidado cuando le tocó atravesar terrenos complicados y hasta prefirió estacionar y esperar cuando la lluvia no le daba respiro al limpia parabrisas.

El domingo se corrió el último tramo de la carrera. El Torino, despacito, despacito, llevaba una leve ventaja sobre sus competidores directos. Cualquier error forzado o no forzado, lo dejaría sin trofeo. Si desviaba la vista de la ruta y miraba para atrás, si se distraía con el aliento de sus fanáticos o apretaba demás el acelerador por ansiedad, podía echar a perder todo el esfuerzo del año...

No era fácil pero lo hizo. Cual caballo de carrera en el hipódromo, tapó los espejos retrovisores y le dio para adelante a una velocidad media. Sin bajar la intensidad y sin forzarlo demás, afrontó los últimos 90 minutos de competencia.

Los dos de atrás se sacaron chispas pero el Torino transitó firme su camino y llegó a la meta incluso con un restito de nafta en el tanque.Había que tenerle paciencia al Torino de Almirón. En este mundo acelerado, exigente, resultadista y metódico, apareció un chofer que rompió los moldes y nos sacó de eje. Nos costó adaptarnos y hasta último momento muchos dudaron, o dudamos, de su talento para conducir. Sin embargo, la evidencia está sobre la mesa, el objetivo está cumplido y hoy no queda más que romperse las palmas para aplaudir a este hombre que le dio un soplo de vida a un Torino al que poco a poco comenzaba a apagársele la luz.

Felicitaciones Almirón. Felicitaciones equipo. Felicitaciones Tomba. Godoy Cruz y Mendoza siguen siendo de Primera.