Rogger Morales (ex jugador de Huracán de Parque de los Patricios, entre otros) recibió el alta médica y ya se encuentra en su domicilio, aunque antes debió ser operado de urgencia por una descompensación cardíaca. Su equipo co

El técnico de Cipolletti sufrió un infarto pero se recupera bien

Por UNO

Rogger Morales siempre estuvo despierto, pero no fue consciente del riesgo que corrió su vida. "Fue una operación importante, con muchos riesgos, no pensé que había sido para tanto. Los médicos me decían que la mayoría se muere por el problema que tuve. Imaginé que se morían pocos, pero en realidad se salva uno cada cien".

El director técnico de Cipolletti habló con el diario Río Negro, sorprendido y feliz. Lo hizo un par de horas después del alta médica, en su casa, en reposo, cansado y consciente ahora sí de que le había ganado un partido difícil a la muerte.

Hay una certeza que le recorre la piel: hubo algo extra sensorial en todo esa peregrinación que lo terminó depositando en la sala quirúrgica para una intervención urgente del corazón.

Le dirán suerte los agnósticos o una cuestión divina los creyentes. Rogger lo explica así: "La verdad es que tuve un Dios aparte. Por todo lo que pasó, es un milagro que esté vivo".

–¿Por qué?

–Por las circunstancias. Cuando llegué a mi casa (después de estar en un torneo amateur) estaban arreglando el baño, y si no hubiese sido así seguro que me duchaba y me acostaba; capaz que me moría en la cama. Después, me salvó mi mujer porque casi me obligó a ir al médico. También el doctor (Pedro) Urdiales, que no me dejó ir a pesar de que el primer electrocardiograma había dado bien. Hoy, la verdad, tengo que agradecerle a muchos.

–¿El problema fue lo que fumás y el estrés?

–No fue un problema de forma de vivir, si no una cuestión congénita; tengo como antecedente dos tíos que fallecieron por infartos. Mi vida no era un desastre, todo lo contrario: de carne como sólo algún asado a veces, todos los mediodías almuerzo verduras, no tomo alcohol (algún fernecito) ni trasnoche... Sólo tengo que dejar de fumar, no me queda otra opción. Después, el fútbol es una actividad de menos riesgo que muchas otras, además estaba pasando por un momento bárbaro...

Rogger ríe cuando se le pregunta por los plazos de recuperación. Bien sabe que es una persona ansiosa, de temperamento indómito.

También que en este juego no hay revanchas todos los domingos, como sí las tiene en el fútbol, con su querido Cipolletti, que está prendido en lo alto del torneo compartiendo la punta junto a Deportivo Maipú.

"Tengo que cuidarme, estar unos días en casa, de reposo absoluto, como si estuviese internado. Hay que esperar que los stents no se muevan (le colocaron tres) y ver como evoluciona el posoperatorio. De a poco volveré a los entrenamientos.

–¿Y a los partidos?

–Va a pasar un tiempo. Igual, yo creo que voy a sufrir más afuera de la cancha que adentro en los partidos, porque aunque esté en mi casa voy a saber que se están jugando, y que no puedo hacer nada.... Pero no pienso arriesgarme, eso está clarísimo.

–Hay mucho por vivir todavía.

–Sí, no daba para morirse justo ahora que estoy en el lugar por el que tanto luché.

Fuente: Diario Río Negro