El orgullo que tiene Mario Contreras trasciende su campo personal e invade los cuerpos de milesy miles de simpatizantes tombinos esparcidos por donde se mire.
El hombre, como presidente de Godoy Cruz, no quiere esperar ni un punto más y para él, como parala mayoría, su equipo ya está clasificado a la Copa Libertadores de América.
El envión emocional ha sido tan profundo, que no da para andar con medias tintas. En este pasodel Expreso no hay colores grises y las posiciones están tomadas. Porque lo pasional supera lo
numérico y los hinchas sintonizan en el aspecto de la fiesta, de la alegría por lo que se viene, yen los mandatos de la historia del fútbol mendocino. No aceptan lo estadístico y se someten a serlos "esclavos más felices" del entusiasmo. Son los que en forma constante van a codearse con lavehemencia, con el arrebato de "saltar" antes de que cualquier número los meta de lleno en laCopa.Para los hinchas, como para el presidente, no se necesita aguardar el número que certifique unhecho al que dan por consumado.
Es tanta la adoración por el Tomba, que no tienen límites y se descarta la palabra "espera".Para ellos, la avidez es una constante con tanta efervescencia como para activar los impulsos de
los corazones tombinos.La intensidad corre velozmente por la sangre de gente como el Riojano, el Loco Julio, MarceloLópez, el Futre, Pablito o los pibes del barrio La Gloria, Villa Hipódromo, Carrodilla, el Puente
Olive o de tantos lugares en donde el gen godoicruceño está esparcido.Ninguno se detiene, y no se van a dejar emboscar por la crudeza de una prórroga. La cabeza lesactiva el microchip de la exaltación y es cuando Godoy Cruz toma la fuerza de la euforia hasta
niveles desmedidos, y no entran en la balanza de lo real.El Tomba estará en la Copa Libertadores: hoy, mañana o pasado. Ésa es la confianza extrema quedecide los rumbos en los hinchas optimistas.
