más para reivindicarte. Foto: Télam.
Por más que las expresiones de deseo exploten o por más designios que se quieran implorar, eljuego seguirá siendo un juego.
Por más pedidos que se hagan a los dioses de las mil religiones o alas vírgenes milagrosas, esto seguirá como un simple deporte. Y yendo por el lado de las cábalas, los cumplidores empedernidos no ledejan nada librado al azar, cumplen promesas y acatan la rigidez de esa reiteración deconducta. De nada sirve. Porque el fútbol continuará siendo ilógico en algunos aspectos ysuperlógico en otros, como en esos goles que lograron los alemanes dándole un baño de "realidad" ala Selección argentina. Ese baño de fútbol fresco, efectivo y frontal que propuso el equipoalemán borró cualquier reacción que intentó Argentina. No hubo "equipo de gala" como lo llamaba sutécnico, tampoco apareció la magia del delantero tan temido que tiene el Barcelona y que sólo pormomentos tiene la Selección y se desmoronó la pared que intentaba construirse en sietepartidos. Será porque Alemania ha juntado más bloques, sin el brillo de losargentinos, y con una estructura sólida. Por esa razón no se le pueden dar ventajas a un rival, con Otamendicorriéndolo de atrás a Thomás Mueller con apenas 3 minutos de juego. Y eso marcó una diferencia queempezó a marcar a fuego los intentos argentinos. Porque Argentina no supo resolver el hecho de ir perdiendo, de tenerque buscar el partido de abajo y de sentir que adelante tenía a una muralla alemana. Boateng y Lahnllegaba a todos los cruces y anticipos. Schweinsteiger y Khedira competían para ver cu´slrecuperaba más balones y Podolski con sus toques y sus movimientos rápidos conseguía preocupar aRodríguez o a cuanto argentino se le cruzara. Juego simple y directo. Y también rapidez en Oezil y prepotencia de área para Klose incidíanpara que Alemania ofreciera esa temible versión del contragolpe con la precisión y obediencia Entanto Messi reiteraba gambetas sin final y sacaba remates al medio o arriba, Di María asustaba perono definía y las manos de Manuel Neuer iban al lugar adecuado. Podolski se lucía con pases certeros y le daba a Klose la llave delgol y en pocos minutos ya era goleada cuando Schweinsteiger armó una jugada por el desprotegidosector derecho de la defensa (salió Otamendi para que entrara Pastore) y al final otra vez Kloseatropellaba y convertía. El descontrol argentino no se serenaba y se sacudía con cada golalemán y con cada ataque eficaz. Las lágrimas de los jugadores, entre el festejo alemán, no alcanzabanpara tapar tantas ilusiones que habían despertado en los cuatro partidos anteriores. Fue eliminación y con goleada. Un 4 a 0 frente a la poderosa Alemaniacon una selección que se ha olvidado de pasar los cuartos de final. Este es el límite. Más clarito que un cuatro a cero no hay. Y... es el juego más ilógico eimprevisible.