Es como un perro de riña. Mira, analiza y marca el territorio... Si se le hace un cariño y entraen confianza, se suelta y queda mansito a la espera de una mayor demostración de afecto.
Fue y vino unas 20 veces. Trajo a su chancha, Marita, y le dio de comer. Mientras, su hermanomenor, Manuel, arreglaba su moto y contaba que "me enfermé por las heladas. Me quedaba de noche
arreglándola". Más acá, su padre Roberto nos mostró uno de los pitbull, y Adentro, su mamá, de muyperfil bajo, prendió un cigarrillo.Mientras tanto Carrasco, en su día posterior a la consagración y obtención del título MundoHispano, no rompió su rutina. Iba y venía, como un perro en el campo, en plena libertad.
Señaló el cerro La Herradura, el cual custodia su humilde casa, y comentó: "Por allá corro todoslos días", y suma: "Una vez me encañonaron llegando al dique Papagallos. No sabés el julepe
que me pegué ese día. Por suerte salió todo bien. Los muchachos se confundieron. Cuando les dijeque era yo, el Gúmer de La Favorita"."Por suerte no pasó a mayores. Gracias a Dios la puedo contar", rememora el noqueador mendocinoque en la noche del lunes hizo vibrar al Ángel Bustelo durante siete electrizantes asaltos.
Con Roberto. El Gúmer posa con su viejo, quien lo acompaña en esto delboxeo desde los 10 años. Foto: Adrián Mariotti/UNODesató a Nerón, uno de sus cuatro Pitbulls, pero perdió en el forcejeo. El can lo llevó a larastra hacia donde él quería y entre tironeos el Gúmer soltó una frase con destino directo a
Claudio Olmedo, boxeador con el cual quiere enfrentarse: "Le digo que el Pitbull tiene hambre yquiere esos huesos que lo están esperando", directo y al grano. Así es Carrasco.Prendió el equipo de música y la cumbia sonó durante casi dos horas. Después sacó el sombrerocon el cual fue a la conferencia de prensa del viernes en la Municipalidad de Godoy Cruz y se sentó
para las fotos abrazando a otras de sus mascotas: una perra boxer llamada Ñata. Rudo. El Pitbull muestra su puño izquierdo, ese que tantas alegrías leha regalado. Foto: Adrián Mariotti/UNOEntre cariños de amo a mascota, Carrasco siguió con su charla: "Este brasileño no era ningúnpaquete y tenía la mano pesada. El otro día leí que en Ovación Online decían (un comentario de un
usuario) que mi rival no llegaba al segundo round. Yo peleé con uno bueno. Me llegó con un par demanos que sentí. Pero al estar bien entrenado pude seguir adelante", disparó.Roberto padre (el hijo andaba por adentro de la casa), mostró fotos viejas y contó anécdotas decuando era levantador de pesas -fue campeón argentino y sudamericano-. También ofreció algún mate: "
Yo tomo todo el día", explicó. Con la Ñata. Carrasco posa con su perra boxer mientras es custodiado poruno de sus Pitbulls. Foto: Adrián Mariotti/UNOUna vez adentro de la casa, el Gúmer guió a todos hasta su habitación. Los trofeos de su etapade aficionado, que son muchos, le dan un brillo especial a la morada del flamante campeón.
¿Y el cinturón Mundo Hispano? Él lo explicó claramente: "Tienen que comprarlo. Como sale algo de500 dólares voy a seguir esperando, porque yo no lo puedo comprar. Espero que se apiaden de mí y me
lo traigan", dijo antes de lanzar la carcajada. Por allá corre todos los días. Mientras juega con sus perros, el Gúmermuestra el cerro La Herradura. Foto: Adrián Mariotti/UNO"Llené el Bustelo. Fue toda mi gente. Estuve como una hora arriba del ring con los que quiero.Fue un momento muy lindo porque todos me saludaban y se sacaban fotos conmigo. Quiero seguir
peleando en mi provincia. El lunes di un paso más para ser el campeón de la gente", aclaró.Entrando un poco más en su vida personal, y tras un par de fotos, el Gúmer comentó que "quierosalir de la pobreza. Tenemos mucho hambre. Algún día espero darle un futuro mejor a mi familia".
Para terminar el encuentro se despidió diciendo: "Gracias, cuando quieran hacemos un asado".
Con Nerón. Este perro, bravo por cierto, es un de los tantos que tieneel noqueador mendocino. Foto: Adrián Mariotti/UNO