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El deportista Emilio Distéfano es uno de sus embajadores. Es un deporte paraolímpico exclusivo para no videntes y desde mayo del año pasado se practica en la provincia.

El goalball en Mendoza

Por UNO

"Cuando hay voluntad, siempre habrá un camino” es la frase que pone fin a uno de los emocionantes videos que exhibe en sus disertaciones el deportista no vidente Emilio Distéfano.

Emilio junto con Javier Domínguez trabajan en el departamento de discapacidad de la OSEP y recorren toda la provincia dando charlas con el fin de concientizar sobre la importancia de insertar a todas las personas con capacidades diferentes a la sociedad en sus distintos ámbitos: sociales, deportivos, culturales.

“La discapacidad no está en el cuerpo ni en la mente de una persona, sino en la moral de cada uno”, explica Distéfano cuando se refiere al tema de las capacidades especiales.

Emilio Distéfano perdió la vista hace 13 años y, luego de pasar difíciles etapas respecto de lo que le tocaba vivir, decidió enfrentar la dificultad e iniciar una nueva etapa.

Así practicó natación, en la que se destacó en torneos provinciales e internacionales durante años. Hoy Emilio ha comenzado dos nuevos proyectos: en el plano deportivo, está practicando el goalball, deporte adaptado para personas con disminución visual. Y en lo social, junto con su amigo y profesor Javier Domínguez, realiza disertaciones sobre la discapacidad.

¿Qué es el goalball? Es el único deporte paraolímpico creado específicamente para personas invidentes o con deficiencia visual. Participan dos equipos de tres jugadores y el juego se basa principalmente en el sentido auditivo para detectar la trayectoria de la pelota, la cual lleva en su interior cascabeles que suenan al moverse el balón. Esta pelota debe entrar en la portería del equipo rival.

Así el deporte requiere una gran capacidad de orientación espacial para poder interceptar el balón, situarse estratégicamente y lanzar. Esta novedosa disciplina llegó a nuestra provincia en mayo del año pasado de la mano de Distéfano y de los profesores Domínguez y Facundo Rodríguez. El objetivo fue generar una nueva opción de deporte recreativo y competitivo, mejorar la calidad de vida y la autoestima, más la rehabilitación e inclusión social de los no videntes.

“Al principio éramos sólo tres personas, pero de a poco se fueron sumando y hoy en día somos alrededor de quince”, explica Distéfano.

Los entrenamientos son los sábados, de 10 a 13, en el Club Olimpia de Godoy Cruz. También en algunas oportunidades los entrenamientos se realizan en el Club Aperbuci y en Junín.