Análisis y opinión

Argentina se queda sin futuro: miles de jóvenes se van del país por la falta de oportunidades

Según la Dirección Nacional de Migraciones de Argentina, desde la mitad del 2020 hasta a mediados del 2021 casi 60 mil personas se fueron del país. Esta cifra equivale a que unas 200 personas por día emigraron de Argentina. La sangría está lejos de parar

¿Quién no tiene un familiar, un conocido, un ex compañero de trabajo que se haya ido del país o esté preparando el viaje, a veces en soledad y en otros casos con toda la familia?. Es habitual ver en las redes sociales postales de despedidas en los aeropuertos, padres desolados, familias tristes por el quiebre que produce la partida de un hijo, el nieto, o aquel sobrino.

Pasaron más de veinte años desde el último éxodo fuerte que sufrió la Argentina. Parecía que la crisis del 2001 que llevó a emigrar a miles de personas a otros destinos del mundo no se repetiría. Pero desde hace unos años, de la mano de la inestabilidad económica, la terrible inflación y el desempleo, la tendencia a irse del país volvió y se mantiene firme porque muchas personas, sobre todo los más jóvenes, sufren la falta de oportunidades laborales, buscan una mejor calidad de vida o no quieren ser víctimas de hechos de inseguridad.

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En un trabajo publicado en 2003 el sociólogo Fernando Esteban, estimó que entre 2000 y 2001 abandonaron el país 118.087 argentinos. En promedio se iban unas 160 personas por día en esa época.

La Dirección de Migraciones indicó a BBC Mundo que desde mediados del 2020 al mismo periodo del 2021 emigraron unas 200 personas por día. Pero desde el organismo aclararon que las cifras no son exactas y que podrían ser muchas más personas las que se han ido o están preparando su partida. Esto pasa porque no todos manifiestan en su documentación mudanza sino que declaran que viajan por turismo o estudios pero que también pueden ser emigrantes.

Según el sitio web Chequeado, entre septiembre de 2020 y octubre de 2021 salieron más de un millón de argentinos y extranjeros con documentación argentina. De ese número de personas más de 50 mil indicaron en la declaración jurada que salían por “mudanza”. Sin embargo, no hay datos oficiales previos que permitan realizar comparaciones con períodos anteriores.

Desde 2013 hasta mayo de 2021 egresaron más argentinos de los que ingresaron o regresaron al país

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Imagen que se repite en el aeropuerto de Mendoza, con jóvenes que dejan el país.

Imagen que se repite en el aeropuerto de Mendoza, con jóvenes que dejan el país.

Juan Manuel Serrano, delegado de Migraciones en Mendoza, explicó que “resulta casi imposible acceder a las cifras exactas sobre los argentinos que emigraron ya que no existe esa estadística por motivos de salida del país y menos que menos el desagregado por provincia”.

De todos modos, se sabe que España, por el idioma, es el país elegido para buena parte de los compatriotas y también Italia por la herencia migratoria. Pero también hay preferencia por los vecinos países de Chile, Paraguay, Brasil y Uruguay. Sólo un 5 por ciento decidió o pudo irse a Estados Unidos.

En general son los jóvenes de entre 25 a 35 años, profesionales recién recibidos y altamente calificados quienes deciden irse del país. Esto provoca que se estén perdiendo profesionales en diversas áreas.

De Mendoza a Chile. Profesionales de la salud se van a trabajar al país trasandino

El cónsul de Chile en Mendoza, David Quiroga, contó en una entrevista en el programa Mediodía de Radio Nihuil, que existe un interés de los mendocinos por ir a trabajar a su país, en general acotado a profesiones puntuales como médicos, kinesiólogos, enfermeras, terapeutas que realizan sus trámites de convalidación de títulos universitarios para ingresar al sistema público o privado de salud de esa nación.

Admitió el cónsul, que desde Chile “se valora mucho la calidad y formación académica que tienen los profesionales argentinos y puntualmente mendocinos, lo que resulta más atractivo al mercado laboral chileno por sobre otras nacionalidades”.

El diplomático relató que en general los interesados en ir a trabajar a Chile son profesionales de entre 35 y 45 años.

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La sede del Consulado de Chile en Mendoza, en Belgrano al 1000, de Ciudad.

La sede del Consulado de Chile en Mendoza, en Belgrano al 1000, de Ciudad.

Quiroga, que lleva cinco meses en funciones en Mendoza, dijo que cuando llegó le asombró el movimiento de interesados que había, situación que ahora ha bajado paulatinamente. Es que los trámites para irse a trabajar a Chile no son tan sencillos.

“Las personas que están interesadas en lo que es convalidación o revalidación de títulos universitarios lo pueden hacer en nuestra página web donde aparecen los datos www.minrel.gob.cl y ahí se explican los requisitos para realizar el trámite. Pero además es importante lo que diga el Ministerio de Educación de Chile. Ellos elaboran un informe y lo remiten al consulado para la continuidad del trámite” explicó Quiroga.

Además de la revalidación de títulos es importante que los interesados obtengan la visa sujeto a contrato que otorga el Servicio Nacional de Migraciones de Chile y luego de estos pasos, los profesionales deben rendir un examen de suficiencia, bastante riguroso, en la Universidad de Chile para ingresar al mercado laboral.

Es decir, que sin un contrato laboral no se puede ir como no ocurre con aquellos que se van a probar suerte a Europa. “Cualquier sudamericano que quiere buscar nuevos horizontes en España o Italia tiene que pasar por los mismos trámites de migración, pero generalmente van a buscar suerte, encuentran trabajos esporádicos mientras dura una visa de turismo y van recorriendo diferentes países. En cambio las personas que quieren buscan un proyecto de vida, la piensan mucho mejor y para ir a un país de Sudamérica, en el caso puntualmente chileno al cabo de un tiempo la visa de turismo caduca y hay que tener un contrato laboral para generar otra visa y poder permanecer trabajando”.

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Triste realidad. Volver a la patria sólo de vacaciones

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Uno de los trabajos del joven diseñador mendocino Martín Grasso, ahora afincado en España.

Uno de los trabajos del joven diseñador mendocino Martín Grasso, ahora afincado en España.

Martín Grasso, es un joven de casi 30 años, diseñador gráfico, egresado con excelentes calificaciones de la Universidad de Mendoza, e ilustrador de historietas y videojuegos. Se fue en plena pandemia del 2020 a Europa.

“Me fui acompañando a Ana (su novia, ingeniera en Recursos Naturales) que había conseguido una Beca Erasmus Mundus para un Máster de dos años en Ecotoxicología y Contaminación para hacer en tres países” cuenta Martín que actualmente está con su pareja en Bilbao, España

“Yo trabajaba como ilustrador independiente y luego ingresé fulltime remoto a una empresa de videojuegos de Indonesia” relata sobre su presente laboral

Cuando le pregunté si volvería a la Argentina, teniendo en cuenta que su trabajo le permite trabajar remoto en cualquier parte del mundo, no dudó en decir que “por el momento sólo volvería de vacaciones”.

“Uno se acostumbra muy rápido a que las cosas funcionen mejor, hay mayor estabilidad de precios y seguridad. Que no significa que la inseguridad sea inexistente acá pero la que hay es menos violenta. Así como las condiciones laborales son muy buenas. Ahora estamos en Bilbao que tiene 99 puntos de Indice de Desarrollo Humano y es una ciudad chica pero de primer nivel. A veces no es fácil acostumbrarse a una cultura nueva por más que tengamos la cercanía del idioma pero en definitiva uno termina adaptándose en pos de un futuro mejor” concluye el joven profesional.

Este testimonio como el de tantos otros jóvenes profesionales que se van del país, avala los datos que se conocieron esta semana sobre emigración.

La Fundación Colsecor ( Cooperativa de Provisión y Comercialización de Servicios Comunitarios de Radiodifusión) que es una ONG, creada en 2018 como herramienta para la integración y el fortalecimiento del sector cooperativo, realizó un estudio denominado “Medición de Calidad de Vida en Pueblos y Ciudades de la Argentina” en el que fueron encuestadas 1.400 personas con indicadores sobre bienestar en la vida cotidiana y satisfacción del lugar en el que habita.

En el tópico sobre la potencialidad migratoria uno de los datos más llamativos es cuando se les preguntó a los entrevistados, ¿si tuviera la posibilidad de irse del país, cuán probable sería que usted se vaya? el 52 por ciento de los argentinos afirmó que se iría del país, pero en la franja de 15 a 24 años la respuesta creció a 78 por ciento.

Es decir que 8 de cada 10 jóvenes considerarían irse del país.

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Septiembre de 2020. “No se vayan, hay un país que construir

Septiembre de 2020. “No se vayan, hay un país que construir", les decía Alberto Fernández a los jóvenes argentinos.

Recuerdo cuando en septiembre del 2020 el presidente Alberto Fernández, (quizás cuando se dio la mayor ola emigratoria) en el marco de la inauguración de un hospital en la provincia de Buenos Aires, les habló a los jóvenes y les pidió: “No se vayan, hay un país que construir”.

Es que Fernández, como todos, observábamos como muchos jóvenes profesionales optaban y otros contemplaban la posibilidad de hacerlo. Situación que no mejoró en los dos años siguientes sino que se profundizó.

“Hay argentinos que los necesitan. Lo que hace falta es que todos nos arremanguemos, nos pongamos de pie y hagamos el esfuerzo para construir un mejor país” decía desde el atril el presidente Fernández.

Pero lo que no dijo es que no tenía un plan económico claro. Y lejos de mejorar, la inestabilidad, la inflación y el deterioro en las condiciones de vida de millones de argentinos, siguen impulsando a que los que puedan pagarse un pasaje, armar las valijas para no volver.

Muchos de los jóvenes que se fueron, tenían trabajo o estaban empezando, pero una de las razones que los motivó es que el sueldo no les alcanzaba.

No ver la luz al final del túnel, vivir solo para trabajar, trabajar y trabajar y no llegar a fin de mes. Y justamente una de las razones de los que se van, sobre todo a Europa, es que ponderan la previsibilidad. Saben cuánto van a ganar y cuánto van a gastar y eso les baja el estrés que se sufre en la Argentina.

Desesperanza, desencanto, búsqueda de la concreción de anhelos personales, desarrollo profesional, estabilidad económica son algunas de las razones que motivan a miles a partir. Es que cada vez se vuelve más hostil el mercado laboral que lleva casi una década de estancamiento.

La mayoría no volvería en este momento al país, porque sabe cuál es la crítica realidad que se vive. Pero reconoce que es muy difícil el desarraigo, por más que se hable el mismo idioma. Se extraña y mucho.

Tomar la enorme decisión de irse del país dispara muchas emociones: enojo por sentirse expulsado por cuestiones económicas, triste, y con sentimientos opuestos para quienes llevan mucho pensando desarrollar su carrera en otro país. El problema es para los más arraigados afectivamente a la Argentina.

Porque la patria es la patria. Pero hoy la patria no contiene a su futuro, lo expulsa como una canilla que gotea, y lejos está la posibilidad de mejora. El mercado de trabajo tiene los peores indicadores laborales, el empleo registrado está frenado desde 2012 y lejos de dar respuestas a la población, en especial a los jóvenes, se traduce en desazón y ganas de irse del país.

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