Por Cecilia Osorio
“La militancia no es un problema, sino algo que los jóvenes deberían hacer para comprometerse con la sociedad. Sofía participó en actividades sociales dentro de una agrupación que fue sólo un brazo más para ayudar, no un medio para hacer carrera política. Encontró allí el lugar para descargar su ambición de llegar a los otros, lo hizo también en la parroquia o en la escuela secundaria cuando encabezaba debates en el marco de la Organización de las Naciones Unidas”.
El concepto que brindó Juan Haudet, el padre de Andrea Sofía (19), la nueva Reina Nacional de la Vendimia, ayudó a comprender la postura que manifestó la representante de Guaymallén, quien negó “ser militante” de agrupaciones kirchneristas y en ese sentido se desligó de la corriente conocida como La Güemes, grupo que, sin embargo, la felicitó y reivindicó públicamente en las redes sociales como una de sus “compañeras”.
La corona la llevó quizás a mirar su postura con otro sentido y a pesar de que esta soberana cree férreamente que “la política sirve si se utiliza como herramienta de cambio social” y que “es un orgullo que los jóvenes se comprometan porque habla de un país que quiere seguir avanzando”, consideró también que “la Reina como tal debe tener una posición neutral para plantearse objetivos”.
Segura y comprometida
Con escasas dos horas de sueño, la Reina y la virreina María Agustina Cano (21), de Tupungato, amanecieron en el Hyatt. No fue en la habitación presidencial, sino en otra algo más modesta ya que esa suite vip estaba ocupada. Las jóvenes desayunaron y permitieron que las peinaran y maquillaran para el clásico encuentro con los medios de comunicación, siempre predispuestas y con una sonrisa.
Además del rol que desde la noche del sábado ostenta, fue la coyuntura la que obligó a enfocar el objetivo en Sofía Haudet, la joven estudiante de marketing que se preparó durante un año para participar en la elección, convencida de que aprender sobre protocolo, cata de vinos e italiano le servirían para asumir con mayor seguridad la postulación.
Los comentarios en contra de su coronación se basaron en algunas particularidades: se convirtió en representante de Guaymallén después de una elección a puertas cerradas, porque su fiesta departamental se suspendió dado que la Comuna prefirió destinar los fondos del espectáculo a la gran cuota de damnificados por las lluvias que hubo en el departamento. De representar a Los Corralitos (la zona más afectada) pasó prácticamente a ser la reina mendocina. Pero, nobleza obliga, fue la preferida del público en varias de las encuestas on line –como la de Diario UNO– y en el teatro griego Frank Romero Day cada vez que fue mencionada distintos sectores del público la ovacionaron. Por momentos la bella morocha de ojos verdes recibió una seguidilla de más de media docena de votos.
“La Vendimia nunca zafa de los comentarios, lo inentendible es el mal que se les hace a las mujeres que participan. Muchas veces las palabras duelen más que los golpes, pero uno se debe tener confianza; si no tuviera el apoyo incondicional de mi familia no hubiera sido lo mismo”, comentó esta mendocina que es verborrágica y muy segura.
A sus 19 años el nuevo rol le sirve a Sofía como medio para canalizar su compromiso social, el mismo que manifestó cuando ante las contingencias climáticas en su departamento ayudó en el polideportivo Nicolino Locche, que albergó a algunas de las familias afectadas.
Cuando este diario le preguntó por qué consideraba que la habían elegido respondió sin rodeos que por “proactiva, comprometida y pasional, lo que te ayuda mucho al momento de encarar proyectos”.
La Reina de la Vendimia tiene una frase de cabecera: “La vida es muy importante como para pasar como si nada por ella. Hay que vencer con osadía y llevar color por donde uno vaya”.