Una extraña y sufrida aventura le tocó padecer a un niño de 12 años que iba durmiendo arriba de un micro.
Cuando despertó, estaba solo, completamente a oscuras, encerrado bajo llave y el coche había sido trasladado hasta la playa de estacionamiento que utiliza una empresa de San Rafael para guardar los ómnibus durante la noche en avenida Libertador Norte a metros de calle Mendoza, en la ciudad de Alvear. Sencillamente, lo olvidaron.
“Era la una y media de la mañana y no aparecía, no nos llamaba, empezamos a pensar cualquier cosa hasta que sonó el teléfono y nos contó, lloraba, gritaba de la desesperación, no sabía que hacer y no podía salir”, contó Daniel Karake, el padre de Tomás.
La historia que quedará en el anecdotario familiar comenzó el jueves por la tarde con la realización con la Vuelta de Sur y el equipo del Centro de Día Nuevo Sol que participaba de la competencia deportiva. Como Karake es el representante legal de la institución en Alvear (dedicada a trabajar con chicos discapacitados) su hijo fue invitado a colaborar con el equipo desde los vehículos de auxilio.
“Él les ayudaba a pasar el agua, acomodabas las ruedas de las bicis, ese tipo de cosas, nada complicado”, contó el papá.
Tomás acompañó la carrera en la etapa que unió Alvear con la Cuesta de Los Terneros en San Rafael y cuando finalizó el trayecto recaló en la casa de un familiar.
“A la noche mi prima lo llevó a la terminal, sacó el pasaje en el micro de las 23.30 y lo subió. Yo le calculaba dos horas de viaje pero por las dudas me habló cuando estaba saliendo y acordamos que cuando llegaba me llamaba por teléfono y lo iba a buscar”, relató el padre.
Hasta allí, era un viaje más, el niño ocupaba la butaca 19. Sin embargo el reloj marcó la 1.30 y la intranquilidad se apoderó de los padres.
“Cuando al fin nos llamó, estaba como loco y nos contó que estaba encerrado en el micro, nos fuimos de inmediato y era así nomás, se quedó mi esposa y yo fui a la policía para hacer la denuncia y para que lo sacaran”, agregó Daniel.
Mientras el angustiado papá se encontraba en la Comisaría 14, la madre solicitó la ayuda de dos desconocidos que justo pasaban por ahí, lograron abrir el portón que solo tenía una traba y desde afuera de la unidad le pidieron a Tomás que abriera la ventanilla del conductor y desde ahí lograron divisar la palanca de seguridad que acciona la puerta en caso de urgencias. El niño la accionó y puso punto final a la historia
“Otra vez a hacer la denuncia para dejar sentado que ingresamos al lugar y abrimos el micro. Además presenté una nota formal de queja a la empresa, no puede ser que no revisen los micros, los momentos de angustia fueron muy grandes, ver la desesperación que tenía mi hijo, no se podía ni mover del asiento y lloraba”, concluyó Karake.