Lisa Reid perdió la vista cuando era niña, como resultado de un tumor que presionaba su nervio óptico. Hace poco Lisa se golpeó la cabeza accidentalmente con su mesa, cuando se arrodilló para besar a su perro guía; la mañana siguiente despertó con la novedad que podía ver de nuevo.
“Ver el mundo otra vez es un regalo” dijo Lisa; quien reveló su historia para dar a conocer la Fundación de Ciegos de Nueva Zelandia, que le ayudaba con su discapacidad visual.
Fuente: Mirror.com.uk