Laura Carbonari
¿Quién de nosotros no se emocionó cuando leyó en el diario o vio por TV que Gisela Ruiz (22), ciega de nacimiento, había logrado ser la abanderada de la Facultad de Psicología? Pero ¿cuántos de nosotros se ponen en su lugar cuando todos los días esta chica debe tomar un micro para volver a su casa y contar cada badén porque el colectivo no tiene ninguna señal lumínica ni sonora para avisarle acerca de las paradas? Es un mínimo ejemplo de lo que se diría que es una sociedad no inclusiva.
En este marco de ideas, y con la presencia de destacados profesionales nacionales y del exterior, la Fundación Bologna-Mendoza llevó a cabo el Segundo Encuentro Internacional sobre Inclusión Educativa y Social. El simposio comenzó en la Universidad del Museo Social Argentino, en Buenos Aires, y prosiguió en la Universidad de Congreso, en Mendoza.
Para trabajar la propuesta del encuentro se lanzaron varias mesas de trabajo, con temas que buscaron promover un cambio de actitud y una línea de tolerancia e integración. Se trataron, entre otros, los relativos a la escuela inclusiva en un mundo en crisis, parques de juegos y plazas inclusivas, dispositivos con pantallas táctiles, el valor de la música en la inclusión educativa, medicina física y rehabilitación.
También se habló de la innovación en las empresas, de las cooperativas sociales, prácticas inclusivas en actividades de la escuela primaria, media y universitaria, o guías para la dificultad de atención e hiperactividad en clase.
“La inclusión no tiene una única receta. Es importante que cada comunidad y cada escuela revisen anualmente si están preparadas para la inclusión, desafío que pasa por un compromiso ético. En algunas universidades, como la de Padua o la de Bologna, luego de la guerra se encontraron con una gran matrícula de alumnos, profesores y empleados con algún tipo de discapacidad. Lograron organizarse para el transporte y las tutorías, para que todos pudieran seguir estudiando”, dijo Roberta Caldini, profesora de la Universidad de Bolonia. Para ella, “lo importante es que (quienes padezcan alguna incapacidad) lleguen a los mismos resultados que los demás sin una actitud de sobreprotección, sino de incentivo para que se emancipen”.
“No sólo es un tema moral, sino también de responsabilidad social empresaria y familiar. Hay empresas que son inclusivas con el personal jubilado, haciéndolo partícipe de actividades educativas o de entrenamiento a los más jóvenes. Existen, además, familias que reciben con beneplácito que en el curso de sus hijos haya una compañera o un compañero con alguna discapacidad, porque los hará cooperar mejor y compartir con ellos”, explicó Adriano Temporini, director general de la empresa Pedemontana Sociale, de Parma, Italia.
En el encuentro también fueron muy importantes la exposición y la experiencia latinoamericana. “En El Salvador teníamos un alto porcentaje de expulsiones del sistema educativo. Problemas como la droga, el embarazo juvenil y la marginalidad social hacían peligrar el ciclo educativo de la población infantojuvenil. Se hizo un detenido análisis a nivel nacional de quiénes se sentían excluidos y por qué. Luego comenzamos con un proceso de asistencia pedagógica a los docentes y luego hicimos uno de asistencia técnica formativa y equipamiento para estos sectores detectados. El proyecto educativo cuenta con el apoyo de la Cooperativa Sociale Dolce de Bologna, Italia”, expuso Ada Montano, del Ministerio de Educación de El Salvador. La Fundación UNO Medios trabaja este año en la inclusión tanto educativa como social, apoyando este tipo de eventos que capacitan y revelan un alto grado de compromiso comunitario.
No resignar responsabilidades
El rector de la Universidad de Congreso, Francisco Piñón, disertó sobre “Escuela inclusiva en un mundo de crisis”. Y destacó: “La historia misma, la realidad de la destrucción del planeta y la crisis de las instituciones no nos permiten resignar responsabilidades. A las instituciones de educación superior nos es dada la misión de orientar la transformación de la sociedad; sólo desde este fundamento adquiere significación plantearnos la inclusión social y educativa como desiderátum histórico”.