Marcelo Schmitt
Hace 10 años en la Ruta 40, frente al Centro de Convenciones y Exposiciones Thesaurus, se apagaba la vida de José Delfín Silva (86), el último lechero de Malargüe.
Murió en su ley, repartiendo leche, cuando un camionero lo atropelló.
El chileno Silva, más conocido como Chico por su baja estatura, fue un verdadero personaje que habitó el departamento más austral de la provincia. Casado con Cecilia Sambrano (82) y padre de 7 hijos, cruzó la frontera a pie junto a su tío en búsqueda de trabajo.
Su primer empleo fue en la minería, donde trabajó por los menos 10 años hasta que se casó en 1954 con Cecilia, con quien vivió primero en la ciudad como zapatero y luego se mudó a una finca a 7 kilómetros del casco urbano.
Allí aprendió las labores agrícolas, enfardó pasto y junto a su esposa empezó a ordeñar unas pocas vacas que tenían. Luego empezaron a llegar los hijos y el bolsillo a apretar, por lo que comercializar esa leche se volvió una necesidad.
Así fue durante 40 años la vida de Chico, ordeñar las vacas con su mujer, repartir la leche en la bici o a caballo con un carrito atrás y por las tardes recolectar pasto en la finca.
Uno de sus hijos, Macario, lo recuerda y se le iluminan los ojos. "Papá fue un tipo muy querido que cuando le sobraba la leche se la regalaba a la gente pobre que no tenía plata para comprarla".
Enérgico en sus decisiones, amiguero y a veces muy exigente, don Silva solía recorrer los barrios con un carrito donde llevaba los tachos o botellitas de un litro. Los más chicos al verlo le pedían dar una vuelta, era una aventura que muchos recuerdan.
Su esposa Cecilia, en diálogo con UNO de San Rafael, rememoró que "fueron años de mucho trabajo para alimentar 7 bocas, incluso los chicos cuando volvían del colegio lo ayudaban a repartir la leche, fue un hombre que vivió para eso".
Chico Silva no fue un habitante más de Malargüe, su vida lo convirtió en un personaje entrañable. El 27 de febrero del 2004 Dios se lo llevó para siempre cuando estaba en la labor que desarrolló en los últimos 40 años.
Pintaron una estrella por el pionero
A una de las hijas de Chico Silva se le ocurrió iniciar los trámites para que en el lugar del accidente se pintara la primera estrella amarilla en este departamento.
Así fue como el 27 de febrero de este año, la familia y los vecinos se juntaron para homenajear a quien fue uno de los hombres más saludados y queridos en el pueblo.
Su historia y su foto quedaron plasmadas para siempre en un libro de la escritora Rosa Gladys Bianchi, que cuenta la historia del departamento y homenajea a 82 pioneros, entre los que se encuentra José Delfín Silva.
Ese recuerdo -dijo su hijo Macario- "es un tesoro que guardamos en la familia, entre las fotos hay varios amigos de papá que fueron parte de la historia del departamento".
También don Chico está en la memoria de los más adultos que se alimentaron con la leche que fue dejando en los comercios y algunas casas que hacían el encargo diario o semanal.