Cecilia Osorio
Crear asentamientos que afecten positivamente al entorno, sanos desde el punto de vista ecológico y viables en materia económica es lo que se busca con la permacultura.
Algunos la definen como ciencia o sistema de diseño. Otros dicen que es un pensamiento no tangible, aunque sus principios existen en proyectos concretos, y por eso es aplicable tanto a la arquitectura como a otras áreas del desarrollo humano.
Lo que es común a todos los que la transitan es la utopía de generar un medio de vida autosuficiente, que se retroalimenta de sus propios recursos, “asentamientos capaces de producir para satisfacer sus necesidades, sin contaminar, es decir sostenibles a largo plazo", se explica en el Instituto Chileno de Permacultura.
Cuando se originó el término –en la década de 1970– estaba vinculado al diseño de una agricultura estable como alternativa a las prácticas destructivas que imperaban desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Hoy el concepto involucra distintas áreas (diseño, agricultura, alimentos, educación, salud) para crear sociedades sostenibles.
Son varios los mendocinos que están en este “proceso de transición” hacia un modo de vida menos perjudicial, frente al agotamiento de los recursos de la tierra y la crisis social”.
Este mes se realizará la Segunda Convergencia Permacultural de Mendoza, donde habrá conferencias, con temáticas tales como el acondicionamiento térmico de invierno con energía solar pasiva, la autogestión familiar (alimentaria, energética, doméstica y económica), diseños de jardines, sistemas integrados, huertos biointensivos, visitas a proyectos y la convergencia propiamente dicha.
Transición
“Huerta, intercambio de semillas, construcción, proyectos sociales, educacionales, economía libre, terapias naturales, parto y crianza conscientes” serían algunas propuestas a partir de los principios de la permacultura, como lo expresan en el portal de difusión de Facebook Mendoza Unida por la Permacultura, desde donde se convoca a organizaciones y distintos sectores de la sociedad a activar una conciencia ambiental colectiva.
Desde esa organización apuntaron que “se fundamenta en tres principios éticos básicos: cuidar la tierra, la gente y un reparto justo de los recursos. Es bueno recordar que estamos en transición hacia el modelo de vida que queremos, para que el cambio sea sostenible este no puede ser dramático sino gradual”. Uno de sus miembros, Pablo –prefirió reservar su apellido–, contó su experiencia: “En mi caso empecé a acercarme a partir de la construcción natural, además de haber explorado e incorporado algunas terapias holísticas como la acupuntura; en este momento participo en la gestación de un proyecto educativo alternativo para los niños”, y luego sumó sobre la permacultura: “Es un nombre nuevo dado a un proceso viejo (conocimientos actuales integrados con saberes ancestrales)”.
Este sistema aprovecha todos los recursos y aúna la mayor cantidad de funciones de los elementos del paisaje, como la máxima cantidad de elementos posibles en cada espacio. En Mendoza hay varios ejemplos, como la construcción con superadobe, el uso de cocinas de alta eficiencia, piletas con filtros naturales o baños secos construidos con materiales autóctonos como caña y pájaro bobo.
Remplazó a la agricultura destructiva de la tierra
El origen de la permacultura se remonta al año 1970, cuando dos ecologistas australianos, Bill Mollison y David Holmgren, comenzaron con el desarrollo de una serie de ideas que tenían la esperanza de utilizar en la creación de sistemas agrícolas estables.
Fue una respuesta al uso cada vez más frecuente de métodos agroindustriales destructivos, que se hicieron populares tras la Segunda Guerra Mundial, envenenando la tierra y el agua, reduciendo drásticamente la biodiversidad y destruyendo billones de toneladas de suelo que anteriormente mantenían paisajes fértiles.
Los ecologistas arribaron al concepto que se plasmó en el libro Permaculture One (1978), provocador y de gran éxito en Australia. También apareció una revista llamada The International Permaculture Magazine, y una miniserie con Bill Mollison como su protagonista.
Entre 1970 y 1980, Mollison dictó decenas de cursos que internacionalizaron la permacultura y sus principios, que luego se ampliaron para referirse más que a una agricultura estable a todo un sistema de vida.
Programa
Conferencias. El viernes 23 de mayo, de 9 a 18, en la Nave Cultural, Sala 3, en el contexto de las Jornadas de Educación Ambiental y Desarrollo Sustentable ECO21 2014 (4ª edición). Es gratuito, sin inscripción previa para el público.
Visitas.El sábado 24 de mayo se presentarán los proyectos permaculturales mendocinos en cada lugar donde se encuentren.
Convergencia. Domingo 25 de mayo, todo el día. Feria de Intercambio de Semillas, integración de proyectos biorregionales.