Todo tiene su opuesto, su alter ego. El universo está repleto de dualidades. Y los fenómenos climáticos no son la excepción. Así como el año pasado fuimos testigos de las consecuencias –positivas varias de ellas– de un Niño fuerte que trajo humedad, lluvias y nevadas intensas en la cordillera, ahora se espera la contra, es decir, La Niña.
Aunque por el momento las agencias meteorológicas internacionales no indican que efectivamente estemos yendo hacia una Niña, el director del Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (Ianigla), Ricardo Villalba, explicó a UNO que por lo general, detrás de un Niño se produce una Niña. "No está oficialmente pronosticada una Niña, pero generalmente los Niños son seguidos por Niñas, por eso se espera que pueda haber una, porque es lo que históricamente viene ocurriendo. Luego del Niño de 1997, hubo una Niña muy fuerte en 1998. Pero hasta el momento ninguna agencia lo ha establecido", explicó el científico.
Un evento Niña implica un enfriamiento del océano Pacífico ecuatorial, al contrario de lo que implicaba el Niño, que está entrando en período débil, que ocurre cuando el agua superficial de ese Pacífico se calienta más de lo normal, y eso modifica toda la circulación atmosférica.
Cindy Fernández, meteoróloga difusora del Servicio Meteorológico Nacional, coincidió con Villalba en que los modelos por el momento no indican que estemos yendo a una Niña. "El Niño se está debilitando y está entrando en fase neutra. Vamos a condiciones normales, lo que significa que no hay ningún forzante que haga que el clima se comporte de otra forma", comentó la especialista. Lo que quiere decir que tendremos condiciones climáticas "estándares" de acuerdo a la región.
Al menos hasta mitad de año, estas serán las condiciones aunque luego pueden cambiar. "Hasta ahora los modelos señalan que vamos a un año neutro, de acá al menos hasta fin de mitad de año, y ahí puede llegar a cambiar. Este Niño fue fuerte y eso hizo que fuera más fácil pronosticarlo, y las señales se ven mucho más. Cuando un fenómeno es débil, a veces llega y a veces no", indicó Fernández.
Villalba también coincide en que los modelos señalan que El Niño está disminuyendo y que no hay un pronóstico claro de lo que va a ocurrir respecto de la Niña.
El tema de la escasez hídrica
En la zona cordillerana, en Cuyo, en caso de nuestra provincia un evento de La Niña se manifestaría en los meses de invierno. "Como es un enfriamiento, los cambios ambientales, son exactamente los contrarios. En Mendoza habría menos nieve, menos humedad, tendríamos una primavera más seca, si estuviéramos en una Niña, volveríamos a tener escasez hídrica. Pero puede ser que se establezca recién el año que viene", explicó Villalba. Es decir que, al no tener ni este año ni el próximo –al menos según lo que indican hasta ahora los pronósticos– el efecto del Niño habrá menos nevadas en cordillera, y en caso de concretarse directamente una Niña, habrá incluso mucha menos, por lo cual se podría volver a la emergencia hídrica.
La difusora del Servicio Meteorológico dijo que de acuerdo a lo que indican los modelos que elabora el SMN todos los meses, hasta ahora vamos a un año "neutro". "La Niña hace que toda la región en el invierno, desde Mendoza hasta el Norte, sea mucho más fría, y el Litoral, más seco. En verano casi no tiene efectos. La Niña tiene efectos sobre Argentina sólo en el invierno", indicó Fernández.
Por Laura Zulian