Como la mayor parte de las costumbres religiosas cristianas, armar el Árbol de Navidad el 8 de diciembre, normalmente un pino o un abeto, tiene origen pagano, especialmente celta. Al comenzar el solsticio de invierno los celtas adornaban un roble, que era su árbol sagrado, para asegurarse el regreso del Sol.En el hemisferio norte es invierno y en esta estación los robles pierden sus hojas, por lo que los celtas le colgaban pequeñas antorchas y ramas de especies perennes, en la creencia de que así lo protegían del frío y lo ayudaban a recobrar fuerzas para reverdecer en primavera.
Esta fecha se impuso para el mundo cristiano hace161 años por la Iglesia Católica, pero tiene un origen más antiguo en las tradiciones celtas.