En el parque General San Martín, el edificio está en plena refacción. Las piezas patrimoniales subsisten, como pueden, a los trabajos. Los pisos y la conservación demoran las tareas. Galería de fotos.

Retrasos en el Moyano

Por UNO
La primavera entusiasma a los perezosos que concurren a las calles del parque General San Martín para despabilarse bajo el calor del sol. Y cuando el recorrido los lleva al extremo sur del pulmón verde citadino, más de uno se pregunta qué pasa en el edificio circundado por varios metros de cierre perimetral.

El Museo de Ciencias Naturales y Antropológicas Cornelio Moyano aún está en obras. Los trabajos arrancaron en noviembre de 2011 y, según se preveía en un primer momento, debía abrir sus puertas el pasado agosto. El plazo se corrió a octubre, como este diario publicó, aunque actualmente aseguran que noviembre próximo es el mes límite para la inauguración de la sala que lleva un año cerrada.

Los retrasos “son los normales de toda obra pública”, explicó el subsecretario de Obras Públicas, Gerardo Vaquer. Una vez que UNO ingresó al edificio comprobó que la restauración tuvo sus complicaciones.

Principalmente, porque el edificio al que el museo se trasladó en 1984 en el sector conocido como “Playas Serranas” es un bien patrimonial de la cultura de Mendoza, como también lo son las 100.000 piezas (como fósiles, fauna taxidermizada, restos arqueológicos, por ejemplo de la comunidad huarpe, entre otras) guardadas allí. Eso hizo más arduo el trabajo, dada la necesidad de proteger todo para su conservación, informaron.

Aunque actualmente los objetos permanecen en el interior embalados provisoriamente y agrupados en algunos rincones junto al mobiliario.

Una vez adentro del museo, el inspector de la obra, José Molina, y el representante de la empresa Aleph, que ganó la licitación, arquitecto Gabriel Puliafito, advirtieron que el piso fue otra de las trabas del proceso. “La idea original era aplicar una placa de poliuretánico, pero luego de varias pruebas no resultó apta. Se comenzó a estudiar una propuesta adecuada para un lugar donde el tránsito es asiduo y en el que se ubican piezas grandes y pesadas, y decidimos picar lo existente para colocar una granito especialmente pulido”, detalló el representante de Aleph.

Se cubrió una superficie de 1.500 metros cuadrados, ya que en la sala principal se conservó el piso existente. Con esta obra se aprovechó para renovar todo el sistema de cañerías.

“También nos retrasó el hecho de tener que hacer las modificaciones lentamente. Las piezas únicas, el mobiliario, no podían afectarse, y entonces cada tramo requirió de un tiempo destinado a reubicar estos objetos”, reiteró el inspector, quien explicó que el cuidado necesario sobre los materiales propios del museo llevó a detener las obras cuando, por ejemplo, se había acumulado polvo en suspensión, para evitar afectar los bienes que aparecen a cada paso, en los cuatro niveles que tiene el edificio.

“No trasladar”, dice un papel pegado sobre una vasija de arcilla que el pueblo huarpe construyó en 1619 y que la directora del Cornelio Moyano, Clara Abal, pidió que se preserve.

Y según explicaron los hombres que siguen de cerca la restauración, pese a la apariencia de las piezas todo está siendo controlado por la directora del museo, la arquitecta Silvia Salustro, además de otras autoridades de la Dirección de Patrimonio local.

¿Qué se hizo?

Un sistema contra incendios (con cañerías externas), que no existía en el museo; acondicionadores de aire; recambio completo de luminarias; de rejas y persianas; pintura total (externa e interna); baños; playón externo y rampas, además de dos relojes nuevos para las torres, fueron algunos de los detalles de la obra aún sin terminar.

“Al ser un edificio patrimonial, no puede modificarse estructuralmente. Aunque sí contemplamos por ejemplo el recambio de parte de la carpintería que estaba estropeada, lo que se añadió al pliego originalmente aprobado”, dijo el arquitecto, y subrayó que “las remodelaciones son más complicadas que en una obra que se empieza de cero, ya que por ahí te encontrás con imprevistos del edificio que debés plantear, pero no de cualquier manera”.

De ejemplo sirve lo que pasó con los vidrios –primeros blancos de las piedras que suelen lanzar algunos vándalos–, que fueron difíciles de conseguir para estructuras curvas como las de las ventanas, la mayoría de los cuales se remplazarán en estos meses por otros traídos desde Córdoba.

“En la sala principal se refuncionalizaron las oficinas administrativas. Aunque también se diseñó un nuevo taller de taxidermia con mayores comodidades que el anterior y otras salas para que trabajen los investigadores”, añadió el inspector.

¿Dados los imprevistos y las modificaciones, cuánto más se gastó? El representante de la empresa constructora explicó que el presupuesto es de $4.420.000 aproximadamente y que fue prácticamente el mismo estipulado por ellos desde el comienzo para un gasto de obra que en el llamado a licitación el Estado había previsto de $3.500.000.

Detalles de la refacción

-La refacción arrancó a fines de 2011.

-1.500 metros cuadrados de piso se cambiaron.

-Cinco baños, uno para discapacitados, fueron puestos a nuevo.

-Una rampa externa se diseñó junto al playón, también modificado.

-Sistema contra incendios (con cañerías externas), acondicionadores de aire, recambio completo de luminarias, de rejas y persianas, pintura total (externa e interna) y baños fueron algunos de los detalles que implicó la obra.

-Además, un taller de taxidermia para el trabajo de especialistas y la refuncionalización de las oficinas.

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