El pronóstico indica que los volúmenes a escurrir de los cauces mendocinos se encuentran por debajo de las medias históricas debido a las débiles nevadas invernales.

El Departamento de Irrigación anunció otro año con ríos "secos y pobres" en Mendoza

Por UNO

Por Gonzalo Ponce

Otro año hidrológico con pronóstico pobre y seco es el que tendrá Mendoza de acuerdo con el estudio que cada año realiza el Departamento General de Irrigación (DGI) sobre los seis ríos de la provincia.

Una vez más los volúmenes a escurrir se encuentran por debajo de las medias históricas, con porcentajes inferiores al 75%, a excepción del río Tunuyán.

Todo se traducirá en inconvenientes para el riego de algunas zonas, tal como ha sucedido durante los últimos años. Y si bien el agua para consumo humano está garantizada habrá que cuidarla más que el oro durante la próxima temporada estival.

El magro pronóstico para la temporada 2012-2013 está directamente relacionado con las características de nevada de este invierno. "Comenzaron débilmente en mayo, continuaron con cierta intensidad en junio y disminuyeron levemente en julio y agosto para dar inicio al proceso de fusión a comienzos de septiembre", destaca el informe de Irrigación.

Los escurrimientos de la temporada 2011-2012, en especial durante el período invernal pasado, también resultaron fundamentales, especialmente en las cuencas de los ríos Mendoza y Atuel, donde se pudo comprobar que se mantuvieron caudales más altos que los esperados. Pero no se traducen en una mejora sustancial.

Sólo los embalses del norte de la provincia (Carrizal y Potrerillos) pudieron llegar a su capacidad máxima de acumulación, lo que favorece la gestión de recurso hídrico, especialmente durante la primavera del presente año.

Para la actual temporada es de esperar poca influencia de la acumulación nívea del invierno 2011, si se considera que, en primer lugar, durante la temporada 2011-2012 los escurrimientos, en todas las cuencas provinciales se caracterizaron como años secos o pobres, tanto en el norte como en el sur provincial. En segundo lugar la influencia de la temperatura ha sido muy acentuada durante toda la temporada, lo que hizo que la curva prevista del escurrimiento pronosticado se desplazara de su forma habitual para años de baja acumulación.

"Por lo tanto, la presente temporada resulta, nuevamente, de difícil pronóstico, si se tiene en cuenta todos estos factores presentados" reza el informe delelaborado por los especialistas del DGI

Igualmente hay que tener en cuenta cuál será el comportamiento del régimen térmico en la temporada estival, el que incidirá sobre los derrames esperados, como se ha visto en el ciclo anterior. Es decir, que podrían aportar un derrame más alentador que el anunciado en los pronósticos.

Esta esperanza se alimenta con el pronóstico elaborado por el Servicio Meteorológico Nacional que indica temperatura "normal o superior a la normal" para el trimestre septiembre-octubre-noviembre y vaticina precipitaciones también dentro de lo "normal".

A continuación, un cuadro que compara el pronóstico de derrame anual para la próxima temporada de cada río de Mendoza con los registros históricos mínimo, medio y máximo que dejan clara la delicada situación hídrica provincial.