Una importante indemnización recibirá un preso mendocino que fue víctima de dos episodios violentos dentro del penal. Fue baleado por agentes penitenciarios en 2016 y días después perdió la visión de un ojo al ser atacado por otro interno.
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El protagonista de la historia -se reserva su identidad por cuestiones de seguridad- se encuentra alojado en el complejo San Felipe purgando una condena.
El 2 de agosto de ese año, se produjo un tumulto entre otros internos que motivó el inmediato accionar de los agentes penitenciarios, quienes efectuaron disparos con balas de goma para amedrentar.
Según relató el demandante, que en ese momento tenía 21 años, se escondió debajo de unas escaleras hasta que fue detectado por un uniformado quien le disparó y recibió 9 impactos de posta de goma en sus piernas, además de un culatazo en su cabeza.
El reo agregó que le obligaron a firmar unos papeles diciendo que las lesiones las habían producido otros reclusos, sino iba a ser trasladado al pabellón de castigo.
Dos días después, un interno le arrojó una piedra con una honda que le hizo perder la visión de su ojo izquierdo.
En su demanda civil, apuntó contra el Gobierno provincial por su falta de servicio.
Desde el Ejecutivo contestaron que el preso pertenecía a un grupo conflictivo que violó varias veces las normas carcelarias y además que tiene una "deuda con la sociedad".
Los jueces tuvieron en cuenta que si bien firmó un acta donde decía que la lesión en su ojo la sufrió al golpearse contra el camastro de su celda, la pericia médica indica que es irrazonable que se haya producido de esa forma. Por esto, cuando declaró puede haber actuado "bajo coacción y con miedo a recibir castigos mayores".
De hecho existe un antecedente de un caso similar donde otro preso también perdió la visión de su ojo y firmó un acta similar a la de este caso.
El fallo fue confirmado este martes en segunda instancia y, en caso de quedar firme, el Gobierno deberá pagar $850.000 más intereses legales al demandante.
