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Investigan si Ricardito Bazán murió por un caso de gatillo fácil.
Los dos policías que estaban con José Alexis Méndez esa noche aseguraron que por su experiencia es imposible que se les haya escapado detectar el arma de fuego en un palpado. Uno de ellos, que era el superior del acusado, dijo que varios minutos después del ataque fue que Méndez lo llamó pidiéndole disculpas y le admitió que había disparado.
En tanto que un ayudante fiscal que intervino en el suceso detalló que le llamó la atención la cantidad de policías que había esa noche en la Comisaría 59 y que les dieron aviso una hora después de que era un efectivo el autor de los disparos.
Entre este martes y el miércoles terminarán de declarar los testigos en el juicio por jurado. Tras esto continuará la etapa de alegatos donde los fiscales Fernando Guzzo y Andrea Lazo insistirán con un veredicto de homicidio agravado por su condición de policía -prisión perpetua-, al igual que los abogados querellantes Lucas Lecour y Juan Dantiacq. En tanto que la defensa busca una condena por homicidio en exceso del cumplimiento del deber -de 1 a 5 años.
¿Gatillo fácil?
En las últimas horas del 1 de mayo de 2019, Bazán se encontraba a bordo de una camioneta Ford Ranger que estaba estacionada en el barrio 14 de Noviembre, en la zona de La Favorita. Un móvil policial ocupado por tres efectivos, entre ellos Méndez, se acercó para identificar a los ocupantes. En ese momento, Bazán intentó escapar corriendo ya que tenía un pedido de captura en una causa por lesiones leves. Sin embargo, terminó herido con dos de los seis disparos que efectuó el José Alexis Méndez.
El herido fue trasladado a un centro de salud cercano pero terminó perdiendo la vida. En el lugar del hecho se encontró un arma de fabricación casera que no funcionaba, pero existe la sospecha de que fue plantada por efectivos policiales para simular que hubo fuego cruzado.