*El siguiente relato fue extraído del expediente del noveno juicio por delitos de lesa humanidad durante la última dictadura militar*
"Señora, ayúdenos por favor", fueron las últimas palabras de él. "¿Por qué nos hacen esto? ¿Qué hemos hecho?", preguntaba a los gritos ella. La noche del 9 de diciembre de 1977 era más oscura que nunca.
Walter Domínguez (22) y Gladys Castro (24) se estaban convirtiendo en las últimas víctimas del Operativo Diciembre de 1977. Jóvenes, estudiantes, trabajadores. Nada de esto importó para que fueran "chupados" esa noche.
Eran cinco los secuestradores. Todos de civil, fuertemente armados. Sabían que la impunidad los avalaba, por eso no repararon en el sigilo y con un estruendo reventaron el portón de aquella casa ubicada en Villa Marini, Godoy Cruz.
Tampoco les importaba que Gladys estuviera embarazada de 6 meses. Los arrastraron hasta dos autos que se convirtieron en el medio de transporte a ese mundo donde abundan las preguntas y escasean las respuestas: la desaparición.
Los represores los tenían entre ceja y ceja: eran militantes comunistas, formaban parte de sindicatos y Walter hasta había forjado el centro de estudiantes de la carrera de arquitectura en la Universidad de Mendoza.
Los secuestradores también apuntaron contra su hermano, Osiris, a quien fueron a buscar luego a la casa de sus padres. Osiris también debía estar a bordo de ese Fiat 125, pero el turno de madrugada en su trabajo le salvó la vida. También las décadas posteriores, exiliado en Francia, donde ni sus padres sabían que estaba.
Y en todo este tiempo, precisamente 37 años, emergió la figura de ella. María Domínguez. Estandarte de Madres de Plaza de Mayo en Mendoza, quien en una jornada de agosto de 2015 sí tuvo una respuesta: su nieta, aquella que tenía 6 meses de gestación, había sido recuperada.