En Italia nació Domingo Barchiessi y con sólo 18 años se vino a la Argentina. Se estableció en la zona de Salto de Las Rosas y se casó con Elena Milán, quien también era italiana y había llegado al país con sólo 8 años.
El matrimonio tuvo ocho hijos: María Elena, Rosa, Regina, Francisco, Armando, Luis, Domingo y Pedro, el único que sobrevive.
María Elena de Bizzarri, que fue mi informante, falleció a los 86 años el 19 de diciembre de 2009.
Don Domingo y su esposa recibieron en herencia un pequeño terreno de tres hectáreas donde plantó sus viñedos, y, al comenzar a producir, pudo fabricar su vino.
En esa incipiente bodega trabajaba toda la familia, así lo relató su hija María Elena, quien en ese entonces tenía 17 años y cosechaba la uva y ayudaba en la molienda, con una pequeña moledora. El mosto lo colocaban en tinajas.
Cuando la bodeguita comenzó a marchar bien, don Barchiessi hizo construir cuatro piletas chicas y después la amplió. Estaba situada en la calle Saturnino Castro de Salto de Las Rosas.
Los hijos salían en una carretela a vender el vino entre los vecinos en damajuanas y también embotellado.
Domingo se enfermó de cáncer y falleció en julio de 1945, pero antes de morir le pidió a sus hijos que continuaran con la bodega. Estos así lo hicieron y formaron la sociedad Domingo Barchiessi Hnos. SRL.
Ampliaron la bodega, también la capacidad para moler mucha uva y registraron la marca de vinos “El Cañadino”.
Contaba Eduardo Fornes que él poseía un camioncito y llevaba el orujo de esta bodega a Duperial, destilería “El Globo”, que estaba en calle Juan XXIII.
Luego vinieron malas épocas y alrededor de 1960 debieron cerrar por serios problemas económicos.
Domingo, que era el mayor de los hermanos, falleció asesinado en La Pampa y con él también murió la bodega. Cuando cerró, don Fornes se quedó sin trabajo.
Bodega de Gabriel Franco e hijos
Gabriel Franco nació en Almería, España, y llegó a nuestro país en 1900 con su padre Juan Franco. Se radicaron en Cañada Seca, adquirieron tierras y plantaron viñedos, luego vino el resto de la familia.
Don Gabriel se casó y tuvo varios hijos. Cuando estos crecieron, compró la bodega que había sido de Aníbal Castro, ubicada en calle Saturnino Castro. Con la ayuda de sus hijos, remodelaron la bodega transformándola en una moderna bodega que se destacaba por su importancia y la calidad de los vinos.
La razón social fue Gabriel Franco e Hijos SRL y registraron la marca de vinos “Amigazo”.
En General Pico, La Pampa, instalaron una planta de fraccionamiento y otra en Buenos Aires, pero les fue muy mal. Fue una pena porque habían empezado desde abajo, era gente muy trabajadora, finalmente debieron cerrar en la década del ‘50.
Cercana a esta bodega estaba la de Juan Franco, hermano del anterior, era un establecimiento chico. Al fallecer el padre, los hijos no siguieron y vendieron todo.
María Elena Izuel
Especial para UNO SR