Editorial
La Corte de Santa Fe fijó que no se ajusta a derecho la prohibición de abrir supermercados en domingo.

Inconstitucional

Por UNO

Todos los supermercados de la provincia de Santa Fe podrán volver a abrir los domingos.

Así lo estableció la Suprema Corte de Justicia de ese Estado al fallar en contra de una ley provincial que les negaba a esos negocios la posibilidad de trabajar en dichas jornadas.

El máximo tribunal santafesino fijó que esa prohibición a los supermercados es inconstitucional, con lo cual esos comercios podrán volver a abrir su puertas en domingo.

En su momento Santa Fe fue noticia nacional por lo inusual de su decisión.

Es que en la mayoría de las provincias no existía ninguna restricción para la apertura dominical de los súper.

Es más, en buena parte del país se consideró que la compra dominguera en los supermercados era una costumbre instaurada en el universo familiar.

E incluso hasta una marca cultural de la clase media, que la veía como la posibilidad de hacer una tarea o salida que aglutinaba a toda la familia porque también tenía el componente de un paseo en grupo.

El Sindicato de Empleados de Comercio de Santa Fe ha rechazado el fallo de la Corte y ha anunciado que reclamará ante la Corte nacional.

En tanto, los referentes de los supermercados y los entes de consumidores celebraron la medida y dijeron que la Corte provincial "entendió que esto afectaba la libertad de acción de las personas y no solo los intereses de las empresas".

En su momento, cuando Santa Fe votó la ley ahora declarada inconstitucional, los gremialistas auguraron que iba a darse una cadena de leyes similares en las otras provincias, algo que nunca ocurrió.

Es más, la norma fue leída en el resto del país como una excentricidad, algo propio de otros tiempos cuando el país estaba lleno de prohibiciones y de un pesado registro de "esto no se puede".

Un reglamentarismo extremo que la misma sociedad fue cuestionando por no contemplar los intereses y los gustos de los consumidores, sino los metejones de sindicalistas con llegada al poder.

La sociedad civil, la gente de carne y hueso, suele ser mucho más criteriosa que muchas organizaciones que tienen la costumbre de verse en un púlpito, desde el cual quieren fijar lo prohibido y lo permitido.