Después de 73 días de conflicto entre Smata y General Motors, el más largo desde
que se abrió la planta automotriz en Alvear hace una década, se selló finalmente ayer un acuerdo
entre las partes ante el Ministerio de Trabajo de la Nación en Buenos Aires, en el cual la compañía
se comprometió a garantizar la estabilidad laboral de los más de 2.000 empleados efectivos hasta el
31 de diciembre de 2009 y hasta julio para los operarios contratados y los ex cesanteados. En estos
dos últimos casos continuarán hasta mediados de año bajo la figura de suspendidos.
Ambas partes rubricaron el acuerdo a escasas horas de que venciera la
segunda conciliación obligatoria. Fue después de que se destrabaran lo que las partes reconocían
desde hace una semana era el último escollo: encontrar una definición en torno a 39 empleados
contratados, entre ellos el primer cesanteado que fue tomado casi como una bandera de la lucha
gremial. En ese momento, el sindicato consideró como una provocación ese despido debido a que se
produjo en una instancia en la cual las partes se encontraban en medio de una extensa negociación
que incluía, entre otros puntos la readecuación de las líneas producción en función de que el fin
de la fabricación del Vitara y la llegada de un nuevo vehículo denominado proyecto Viva.
Como resultado de esto se produjo el primer paro de la planta y la
posterior reacción de la empresa enviando 435 telegramas de despido.
Los pasos a seguir. Tras el pacto sellado ayer en Buenos Aires, los delegados de
la comisión interna analizarán hoy por la mañana en la sede del sindicato de mecánicos (Smata)
local los pormenores del acta-acuerdo firmada por las autoridades nacionales de Smata y directivos
de la compañía. Sin embargo, las primeras reacciones de algunos delegados hacen suponer que el 5 de
enero, cuando reabra la fábrica tras el receso planificado, las actividades retomarían su ritmo
normal.
Ninguna de las partes celebró el pacto alcanzado, pero aseguraron que
fue la mejor fórmula para destrabar la crítica situación en que se encontraba la disputa, expresada
en el cada vez más notorio desgaste que expresaban los interlocutores y en el cambio de escenario
económico que se produjo entre aquel 17 de octubre —cuando arrancó el conflicto y General
Motors era prácticamente la única industria que planteaba despidos masivos en la región— y
este fin de año, que encuentra a muchas compañías en una coyuntura similar. Esto condujo a las tres
partes (Estado, gremio y empresa) a ir redefiniendo sus discursos.
“General Motors y el sindicato llegamos a un entendimiento en el
que la empresa se compromete a preservar el empleo de sus trabajadores por todas vías y buscar
garantizarlo hasta el 31 de diciembre de 2009”, señaló Bernardo García, vocero de GM.
En tanto, el titular de Smata Rosario, Marcelo Barros, señaló que el
acuerdo permitirá rediscutir con la compañía trimestralmente la situación de los suspendidos y
apuntó que el objetivo es llegar a la puesta en funcionamiento el proyecto Viva, el nuevo auto que
comenzará a fabricarse en Alvear desde mediados del año que viene, “con todos los compañeros
adentro”.
Los detalles. El acuerdo consiste en el compromiso de General Motors de sostener
la estabilidad laboral de los trabajadores efectivos hasta fin de 2009, mientras que los operarios
de esa misma condición pero que recibieron un telegrama de despido, tendrán garantía laboral hasta
mitad de año bajo la condición de suspendidos. En una situación similar a los ex cesanteados
quedarán los contratados, tanto los aquellos cuyo vínculo laboral ya cesó como los que aún lo
mantienen hasta lapso.
Este grupo de trabajadores cobrará el 100% de su salario neto en enero y
el 80% en febrero y marzo, mes en que se discutirá el porcentaje del segundo trimestre.
De la firma del acuerdo participó el ministro de Trabajo de la Nación,
Carlos Tomada; la secretaria del área, Noemí Rial; el director de Negociación Colectiva, Adrián
Caneto, y estuvieron presentes Guillermo Morán, Ricardo Pignarelli y Mario Manrique por parte de
Smata nacional; y Adriana Destanio, Alejandra Trucco y Julián De Diego, en representación de
General Motors.