“La caída de la actividad económica se va a agravar en los próximos tres meses”. Así de categórico fue el presidente de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (Came), Osvaldo Cornide al analizar la situación que atraviesa el comercio minorista y las pymes industriales en un contexto en el que el principal elemento desestabilizador sigue siendo la inflación.
En Rosario, los negocios de cercanía registraron una caída de las ventas de alrededor del 20% en el primer trimestre, según planteó el titular del Centro Unión Almaceneros, Juan Milito, quien reconoció que el aumento de precios por parte de los proveedores, sumado a los efectos del incremento descomunal de las tarifas eléctricas, están poniendo en aprietos a los comercios. “La actividad comercial cayó y esto es más perjudicial aún porque va a provocar el cierre de negocios”, dijo Milito y recordó que “las ventas en pesos no crecieron, sino que retrocedieron”.
La aceleración de los precios en el primer trimestre se transformó en el principal dolor de cabeza para el gobierno de Mauricio Macri que no ha logrado domar la inflación.
El director ejecutivo de la Federación de Supermercados y Asociaciones Chinas (Fesach), Miguel Calvete, reconoció esta semana que en lo que va del mes de marzo “la inflación de canasta básica alimentaria arrojó una suba del 3,81%”, y aseguró que “tanto el consumidor final como el comercio de proximidad son los que más perjudicados porque es donde más impactó el aumento y ha generado una caída de ventas muy fuerte”.
Según relató el dirigente, “tenemos nuestros proveedores que día a día cambian las listas de precios”.
Esta situación generó que tanto los supermercados de origen chino como la Asociación de Consumidores Libres, organizaran boicots de compras como una forma de testimoniar las críticas al avance de los precios.
La escalada de precios trajo como correlato directo la reducción del consumo. “Exceptuando la alimentación, donde la demanda es inelástica porque la gente no puede dejar de comer, se prescinde de otras cosas y los rubros como indumentaria, entretenimiento, o electrodomésticos, fueron los que más cayeron”, detalló Cornide, quien esta semana estuvo en Rosario.
El dirigente recordó que el fenómeno de desaceleración de ventas también se trasladó a una menor actividad en las pymes industriales. “Todas las que están relacionadas con el consumo, las que fabrican ropa, accesorios para bicicletas, electrodomésticos, entre otros, son los más perjudicados”, dijo, aunque aclaró que en este punto las nuevas medidas económicas del gobierno nacional en materia de comercio exterior hasta ahora no llegaron a impactar muy fuerte en la actividad manufacturera.
“Se decidió abandonar las Djai y poner licencias no automáticas, hasta ahora no podemos de decir que ha habido una invasión de mercadería importada pero, de todos modos, estamos en alerta”, aclaró.
Hasta ahora las promesas oficiales de una lluvia de inversiones con la apertura del cepo cambiario y la devaluación no se concretaron en la economía real. “Son sólo expectativas”, dijo Cornide y señaló que el sector tiene centrada la esperanza en que para el próximo semestre el gobierno logre bajar la inflación. “Es el gran tema a combatir”, dijo.
En este segmento industrial la desaceleración ya no es sólo una percepción sino que se trasladó a los números. El último informe de Came indicó que febrero “fue un mes difícil para la mayoría de las pymes industriales. Sólo el 18% de las industrias relevadas tuvieron crecimiento anual, mientras que el 49,6% finalizó el mes en baja.
El impacto local. El comercio minorista de la ciudad también expresa esta situación. “Lo primero que restringe cuando vienen tiempos como los que pasamos en estos últimos tres meses son fundamentalmente las cosas que no son prioritarias”, dijo el titular de la Asociación Empresaria de Rosario (AER), Ricardo Diab, para quien el balance del primer trimestre del año, respecto de igual lapso de 2015 “es negativo”.
“Los empresarios de restaurantes se quejan porque el que iba a comer afuera dos veces, ahora va una sola vez, y el que iba una vez, ahora no va”, ejemplificó Diab y aseguró que pese a que el rubro alimentos y bebidas tiene un retroceso, es el que aún se mantiene.
Ese fenómeno fue en buena parte por un corrimiento en el comportamiento del consumo, como ocurrió en otros tiempos de crisis, donde los consumidores empezaron a optar por las segundas marcas, según detalló el dirigente y coincidió con Cornide en que las expectativas están puestas en que el gobierno nacional pueda frenar la inflación. “Creemos que la suba de precios en algún momento va a ceder, pero sería lamentable que esto ocurra sólo porque baja el consumo”, agregó Diab.
Justamente la desaceleración de la inflación por efecto de la recesión es el escenario menos deseado por los empresarios y comerciantes. Sin embargo, Diab consideró que lo que está ocurriendo en estos meses “indefectiblemente nos lleva hacia ese camino”. Al respecto Milito fue contundente: “Si desde el Estado lo que van a hacer es bajar la inflación mediante la caída de la actividad, es peor el remedio que la enfermedad”.