Los analistas creen que el Estado tendrá que inyectar menos dinero al consumo, ajustar gastos o aumentar tarifas. Pero aseguran que no está en juego el pago de la deuda.

Sin las reservas, se complicaron los planes para estimular el consumo

Por UNO

El plan oficial estaba delineado desde finales del año pasado y contaba con un sello deinconfundible estilo kirchnerista: con la crisis económica de 2009 como un recuerdo, el Gobierno

debía estimular en 2010 la obra pública y el consumo –dos de los pilares de la recuperación

económica, a partir de 2003– para dejar bien parado al oficialismo de cara a las elecciones de

2011.

Aunque aún no cayó por tierra, esa idea corre riesgo cierto de no poder aplicarse debido a

las dificultades del Gobierno para hacerse de los u$s 6.569 millones que debían constituir el Fondo

del Bicentenario y actuar como garantía para el pago de deuda pública.

El conflicto político-judicial con final abierto en el que se ingresó los DNU que creó el

Fondo y el de la remoción de Martín Redrado de la jefatura del Banco Central pusieron en alerta a

los analistas respecto de las posibilidades ciertas de crecimiento que tendrá la Argentina en este

Bicentenario.

Entre los economistas coinciden en dos puntos: el Ministerio de Economía tiene múltiples

mecanismos para asegurarse los recursos que le permitan pagar los vencimientos de este año, en

torno a los u$s 13.000 millones.

Pero en caso de que no pueda contar con las reservas del Central y si quiere evitar la

convalidación de tasas altas a través de financiamiento internacional, habrá que acudir a medidas

que enfrían la economía, como el ajuste del gasto público y la eliminación de subsidios que deriven

en aumentos de tarifas.

"Salvo que la recaudación crezca más de los esperado, y si el Gobierno no quiere convalidar

tasas altas, habrá que ajustarse el cinturón", explica Mariano Lamothe, de Abeceb.

Para Osvaldo Cado, de Prefinex, "si no se consiguen las reservas del Central, hay otras

formas de reunir el dinero".

Entre las opciones el analista cita, por caso, la búsqueda de financiamiento internacional

combinada con "aumentos en los precios del gas y la electricidad retrasados".

Eso permitiría disminuir erogaciones en subsidios, pero también reducirían parte de los

recursos de los ciudadanos que de otra manera estarían destinados al consumo.

"Está la sospecha de que el Gobierno quería gastar más en un año preelectoral. En realidad,

la Argentina no está forzada a ir al default ni pagar tasas astronómicas. Sólo tiene que controlar

el gasto", explica Daniel Artana, de Fiel.

Empresas, en lista de espera

Varios sectores ya comenzaron a golpear las puertas de los despachos oficiales para obtener

medidas que estimulen el consumo.

La Asociación de Agencias de Viajes y Turismo (AAVyT) le pidió a la ministra de Producción y

Turismo, Débora Giorgi, reflotar la línea de créditos para el consumo que se había lanzado en 2008.

El resultado fue menor al esperado: los representantes de hoteles y restaurantes firmaron un

acuerdo con los bancos Nación y Provincia de Buenos Aires, por el cual los clientes de tarjetas de

esas entidades podrán financiar en cuotas sin interés sus gastos en alojamiento y gastronomía en

varias provincias.

Al mismo despacho fueron los concesionarios de automóviles reunidos en ACARA. El objetivo:

modernizar el sistema de leasing y aumentar las ventas por encima de las de 2008. Todavía esperan

una respuesta.

Por otra parte, a finales de 2009, los empresarios del sector energético estaban convencidos

de que este año sería "un festival de obras de infraestructura". Pero entre las dudas que generaba

la evolución de la economía argentina desde el año pasado y los nubarrones que sumó la disputa

entre el Gobierno y la autoridad del Banco Central, las empresas de infraestructura comenzaron 2010

de la peor manera.

En una de las transnacionales más grandes con actividad en el país, firme contratista del

Estado, reconocieron a El Cronista que "los pedidos de equipamiento están un 50% por debajo que los

de 2009, cuando el escenario internacional era más crítico".