Cruzando la cordillera, los mendocinos pueden acceder a monedas estadounidenses y canadienses de curso legal y alta pureza y liquidez, que en su provincia no consiguen porque están alcanzadas por las restricciones para la compra de divisas que impone el Gobierno desde octubre pasado.
Las monedas preferidas son Gold Maple -una unidad de 24 kilates, de máxima pureza, emitida por primera vez en Canadá en 1979- y Gold Eagle -la moneda de 22 kilates, con montos alusivos a la libertad emitida por primera vez en Estados Unidos en 1986-, cuyo certificado de autenticidad es la estampa que tienen encima.
Se trata de monedas de una onza cada una a unos u$s 2.000 la unidad, según la cotización internacional que surge de la bolsa de metales de Nueva York. En promedio, los mendocinos se llevan unas 10 unidades envueltas en la cápsula acrílica que las contiene.
Los argentinos hacen compras bastante fuertes, dijo Muñoz, que van desde los 6.000 hasta los200.000 dólares. Pero Aurica sólo recibe pesos chilenos, dólares o euros, así que los mendocinos cruzan la frontera con pesos argentinos que cambian a chilenos a una paridad cercana al blue, en 6,32 pesos.
Aurica es la única representante en Chile de Kitco Canadá, una de las proveedoras de metales preciosos más grandes del mundo. Así ofrece una gama de 9 monedas de oro, dos de plata, dos de platino y una de paladio. Gracias al tratado de libre comercio entre Chile con Estados Unidos y Canadá, los argentinos pueden invertir en esas monedas libre de impuestos, ya que al volver al país no pagan el arancel del 6% en la Aduana.
La firma no atiende al público abierto, sino en una oficina comercial privada. No quiero que mis clientes salgan con la moneda en sus bolsillos y que lo estén mirando, dijo Muñoz. El cliente tiene que concertar una reunión por teléfono o correo electrónico. Como Aurica no tiene stock de oro en Chile por temas de seguridad, el interesado deja el monto a invertir en la sede chilena, que tarda unos diez días en importar el oro solicitado. En general, los clientes envían un amigo a comprar (con un poder simple) y ellos retiran el metal junto con la factura y previo haber firmado una declaración jurada para prevenir el lavado de dinero. Y se hace la cadena, dijo Muñoz, que va captando más clientes argentinos por recomendación.
FUENTE: El Cronista