Los inmuebles poseen los atributos de la seguridad y el ingreso corriente, pero carecen de la apreciación, que sólo aportan las acciones. Un panorama diferente.

Las propiedades no siempre son la mejor inversión

Por UNO

Marcelo Elbaum*Especial para UNO

El imaginario popular, con cierto grado de verificación en la realidad, sostiene que los ahorros invertidos en inmuebles siempre han estado “a salvo de la inflación”, y que, además, incrementan su valor con el paso del tiempo, por lo que son siempre una inversión ideal.

Si tomamos como ejemplo el mercado inmobiliario de los Estados Unidos, la respuesta es afirmativa. Desde el año 1955 hasta el año 1995, el precio de las propiedades inmuebles subió lo mismo que la inflación, lo que significa que creció 0% “en términos reales” (o sea que el incremento del precio de las propiedades menos el incremento de la inflación dio 0%). Y no sólo eso, sino que entre 1996 y 2005 el precio de la propiedad se incrementó 45% en términos reales; es decir que la suba superó la inflación en 45%.

En la Argentina, en el primer aspecto se produjo un fenómeno similar: entre 1955 y 1995 los inmuebles también permitieron cubrirse de la inflación.

Sin embargo, luego de la crisis de 2001 los precios de las propiedades llegaron a perder hasta un 60% de su valor, lo que demuestra que si bien en el largo plazo el precio de los inmuebles es un buen resguardo contra la inflación, sus oscilaciones hacen que en determinados períodos los precios caigan por debajo del valor de largo plazo y en otros se ubiquen por encima de dicho promedio. Y esto sucedió efectivamente en la Argentina.

Con las propiedades muy por debajo de su “valor esencial”, la gente no afectada por el “corralito” que disponía de dinero ahorrado en dólares se lanzó a invertir en propiedades.

A partir de ese momento y hasta fines de 2006, podríamos decir que las propiedades en dólares, en promedio, se incrementaron 200%, lo que convirtió al mercado inmobiliario en una excelente inversión para quienes tomaron ese camino.

Aunque, desde luego, no en la mejor opción, especialmente si comparamos lo que aconteció en dicho período con el comportamiento de las acciones.

Si uno mira el cuadro que está adjunto a esta nota se infiere que algunas acciones crecieron más del 1.000%. Un logro bastante mayor que haber mantenido el valor respecto de la inflación o incluso que haberla superado en el 900% en términos reales, que es imprescindible tener en cuenta para no caer presos una vez más de nuestras atávicas y casi nunca justificadas creencias.

Para quienes estén pensando en comprar una propiedad para preservar el valor de sus ahorros y más aún incrementarlos, no sólo debe hacer una comparación absoluta, o sea comparando el valor de la propiedad a través del tiempo, sino en forma relativa, o sea especto de otras alternativas, como las acciones.

No debe olvidarse de que la inversión en propiedades posee el atributo de “seguridad” e “ingreso corriente”, mientras que la inversión en acciones posee el atributo de “apreciación”.

La proporción que incluirá de cada inversión dentro de su cartera de inversión dependerá de su situación económica actual y futura así como de sus objetivos a futuro.

Pero invertir todo en un solo activo difícilmente permita cumplir los objetivos trazados.