La entidad empresaria emitió un comunicado donde expuso, a su criterio, las causales de la decadencia del sector agrícola. Según el directorio el gobierno provincial, lejos de impulsar la expropiación de las fincas; debería pensar en un plan de recuperaci

La Cámara de Comercio volvió a criticar el proyecto de ley que permitiría la expropiación de las tierras rurales

El lunes pasado el directorio de la Cámara de Comercio se reunió con el gobernador Francisco Pérez y le expresó su disconformidad con la Ley de creación de un banco de tierras rurales.

Para los empresarios la expropiación de las tierras no es la solución y para dejar en claro su postura respecto a la Ley que está impulsando el Ejecutivo Provincial, señalaron que "se debería pensar en un plan de recuperación de la actividad agrícola en la región".

Esta es la segunda oportunidad en que la Cámara expresa mediante un comunicado su discrepancias en este tema con la administración Pérez

Para fundamentar esta opinión los empresarios emitieron un comunicado donde exponen las causas que provocaron la caída de la actividad en el oasis sur. En resumen el comunicado expresa que:

En la década del 60 y 70, el oasis sur se encontraba en su máxima plenitud :las 140.000 has irrigadas por los dos ríos cultivadas al máximo. En aquella época llegamos a 42.000 has con viñedos, superando a la provincia de San Juan en superficie (actualmente tenemos 14.300 has en San Rafael)33 fábricas de conservas (3 o 4 hoy) 340 bodegas (alrededor de 60 hoy)

El comercio activo al máximo de su capacidad (la mayoría de los tractores hoy en uso, se vendieron en aquella época)

Pleno empleo, con sueldos de alto poder adquisitivo.

Esta situación se modificó drásticamente hasta llegar al escenario productivo actual, debido, entre otras causas, a las siguientes:

1)-En 1970, mediante la Ley 18.905 (que aplicó una política de desgravación impositiva) empresas ajenas a la vitivinicultura implantaron indiscriminadamente viñedos, particularmente en la zona este. Cuando estos viñedos empezaron a producir, se generaron excedentes, que afectaron al negocio global por la caída de precios. Particularmente, esto perjudicó a nuestros productores, que no contaban con esos rendimientos. Allí perdimos cientos de hectáreas de viñedos de alta calidad enológica y poco rendimiento; ya que en aquella época no había una diferenciación de precios importante entre varietales y comunes. Éste es un claro ejemplo de un estado rompiendo equilibrios de mercado.

2)-En los 80, ya se habían acumulado grandes excedentes, que presionaron los precios a la baja (se llegó a 3 cosechas acumuladas en las bodegas); allí los gobiernos provinciales tomaron dos medidas traumáticas para nuestros productores:

a- Bloqueo: Impidieron la comercialización del 35% de las existencias vínicas de las bodegas y productores, para achicar la oferta y hacer repuntar los precios. Pero claro, para el productor de alto rendimiento no significó nada, en cambio para un productor de 8.000 lts/ha representaba perder la rentabilidad y parte del costo de la explotación.

b- Prorrateo: No conforme con lo anterior, el estado implementó el “prorrateo”, que significaba dividir las existencias restantes de deducir el bloqueo, en 6 bimestres, fijando porcentajes bimestrales máximos de comercialización de

entre el 10 y el 15%. O sea, el productor que tuviese 8.000 litros/ha no podía vender más de 500 – 600 litros por mes. El gran productor, 5 o 6 veces más, generando una situación de indignación y desaliento en el sector.

3)-Para arreglar esto, a principio de los 90 se crearon los “tidavidem”, unos bonos que emitió el gobierno provincial para comprar (a precios viles) los vinos bloqueados (35%) que se destinaron a destilación. El rescate de los mismos se previó creando un impuesto del 7,5% a los vinos fraccionados. Aparte del incremento de costos, el importe para rescatar los bonos se debe haber cobrado 4 o 5 veces, ya que los fondos fueron a Rentas Generales, y jamás se informó sobre los montos recaudados.

4)-Contemporáneamente se empezaba a sentir el efecto lesivo para las fincas de las aguas claras, disminuyendo notablemente la productividad de nuestras tierras.

5)-También contemporáneamente, se hacía sentir el efecto de la Promoción Industrial y el Diferimiento Impositivo en las provincias vecinas, en este caso, el mayor impacto lo sufrió la fruticultura y la horticultura, debido al cierre o traslado de las fábricas conserveras, dejando a los productores sin clientes.

6)-La tablita de Martínez de Hoz: generó un endeudamiento formidable entre los productores.

7)-La hiperinflación de la década del 80: causó estragos, ya que la modalidad de venta de estos productos agroindustriales, siempre fue en cuotas mensuales. Se decía que cuando los productores cobraban la última cuota, no les alcanzaba ni para un atado de cigarrillos.

8)-La convertibilidad de la década del 90: No tiene sentido describirlo ya que es muy reciente; solo recordemos el durazno griego a $0,89 en las góndolas de los supermercados argentinos.

9)-La crisis del 2.001-2.002, con el consabido quiebre de muchas empresas industriales y comerciales, afectando a los productores en forma directa.

10)-El atraso cambiario y la inflación actual, sumado a la falta de agua y la persecución a productores por temas laborales, entre otras cosas.

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