Un resultado impensado y poco imaginable fue la derrota de la Lepra ante Defensa y Justicia enel estadio Bautista Gargantini.
Un resultado impensado y poco imaginable fue la derrota de la Lepra ante Defensa y Justicia enel estadio Bautista Gargantini.
No es difícil explicar que Independiente Rivadavia hizo tres goles y perdió el partido, porqueDefensa y Justicia marcó cuatro.
No es difícil explicar que ganaba 2 a 0, que jugó 20 minutos para pelear el ascenso, estaba paragolear y después le metieron cuatro goles y terminó mostrando una cara de preocupación.
"¿Cuántos goles tenemos que hacer?", decían los hinchas leprosos cuando se iban de la cancha conmucha bronca por el rendimiento del equipo.
En el fútbol, los delanteros ganan partidos y los defensores están para defender. Esto últimoIndependiente no lo tuvo, porque la defensa dio muchas ventajas, sobre todo los dos zagueros
centrales.En la noche del viernes en el Parque, nadie se hubiera imaginado ese final con derrota despuésde ese arranque prometedor, cuando el equipo ganaba 2 a 0.
Es raro Independiente, pasó de la ilusión al desencanto, con el equipo creando juego, perdiendosituaciones de gol y después mostrando errores y desconcentraciones. Dio ventajas en el medio y lo
pagó caro con el empate de Defensa y Justicia.El Halcón se agrandó, reaccionó por las ventajas que daba el Azul, que se puso muy nervioso porla impaciencia de la gente.
Hay jugadores como el arquero Carrera, el Rulo Romero o Pérez Tarifa que son resistidos antes deque intervengan.
Ni con los cambios de Claudio Fileppi, Diego Caballero y Lucas Gamba se pudo torcer la ingratanoche azul. Claudio Úbeda veía desde el banco cómo el planteo inteligente de Carlos Ramaciotti lo
vulneraba jugando de contragolpe. El cuarto gol –que marcó Patricio Pérez– reflejó a la perfeccióncómo se debe marcar un tanto de contragolpe. La Lepra volvió a perder por errores propios de unequipo que no encuentra una identidad de juego.