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El zaino dorado, pupilo de Rubén Stirpa, y montado por Sergio Fernández, supo esperar el momento para dejar atrás a Plenty of Glory, que hizo el gasto, y a Hidro Avión, el escolta.

Ton Force se quedó con el Clásico Apertura en el Hipódromo de Mendoza

Por UNO

Ton Force, piloteado por Sergio Fernández, se le escapa a Hidro Avión y

a Plenty of Glory rumbo al disco.

Comenzó el calendario turfístico 2010, y lo hizo precedido de un montón de expectativas respectoa como lo llevará a cabo el Hipódromo de Mendoza: con modificaciones en la cantidad de carreras,

con el presupuesto recortado, y la información no oficial de que será una temporada acortada. Pero

en la primera reunión del año, nuestro turf dejó en la "Catedral" , tanto en la arena como en las

tribunas, el sabor dulce de haber dado todo de si.

En la pista las carreras fueron cada cual mejor que la otra; se batió un record de la distancia;las gateras lucieron súper pobladas, al mejor estilo de los hipódromos porteños; y los finales de

bandera verde fueron una constante. Además se vieron muchos jockeys nuevos y otros venidos de

provincias vecinas.

En las tribunas no se batió ningún record, pero estuvieron bien pobladas por los "infaltables"(poco menos de mil personas), que cada vez son más, y le dieron a la jornada un calor especial,

rompiendo el hielo de la primera "fiesta" del año.

Las carreras de la Catedral

En lo estrictamente deportivo, hubo mucho para destacar. El Clásico Apertura, la octava carrera,tuvo un desarrollo muy bueno, donde Ton Force, el zaino dorado hijo de I. Shiner y Touch Dancing,

demostró toda su capacidad con una monta magistral del "Gringuito" Fernández, que hizo lo que tenía

que hacer: mantenerse expectante en la vanguardia y atacar en el momento justo.

El zaino sanjuanino Plenty of Glory, gran favorito, quiso llevarse un triunfo de "bandera abandera", tomando la vanguardia, pero a la salida del codo el pupilo de Rubén Stirpa atropelló

junto a Hidro Avión, montado por Giménez, y metió una luz de cuerpo y medio a éste, al llegar al

disco.

Un párrafo aparte merece la última prueba, de 310 metros, donde los pingos se vinieron alineadoscomo jugadores de metegol al llegar a la línea de sentencia, provocando un gran dolor de cabeza de

los jueces de raya. Por un pescuezo General le ganó a Gran Defensa.