Y José María López parece estar viviendo una de esas poco agradablesexperiencias. El mejor piloto que tiene hoy la Argentina, no sólo por laureles conseguidos sinotambién por poseer una formación adecuada para correr en la Fórmula Uno, se ve derrotado y casi sinchances de formar parte del gran circo del automovilismo. Y esta no es la primera vez que leocurre. Pechito recorrió el camino indicado. De muy joven se fue a Europa,compitió en las divisionales más importantes de monopostos, logró la súper licencia y cuando yaestaba listo para dar el gran salto, Renault eligió otro piloto para que formara parte de laterminal francesa en la "máxima". La razón: el argentino no reunía la plata para costear su "estadía" y más allá de sus condiciones, la butaca la ocupó otro. Volvió a la Argentina, demostró su enorme potencial y a base detriunfos convenció a más de uno para que lo apoyara económicamente. Así se embarcó nuevamente en susueño. Esta vez no es el dinero el impedimento para que llegue a "la gran liga", una nueva piedraapareció en su camino. La Fórmula Uno pretende agrandar su grilla y ahí aparecen empresariosque pretenden formar un equipo, algo que sin planificación y mucho tiempo no es posible. El USF1fue el team que contrató al cordobés, pero no llegó a armar un auto, que ya estaba disuelto. Losque manejan la carrera del bicampeón de TC2000 buscaron -o buscan- alternativas, pero nuevamente lachance se ve frustrada. Y si bien aún queda alguna posibilidad, López está cada vez más lejos deformar parte de la F1. A diferencia de Brasil, nuestro país posee un automovilismo interno muyfuerte. En cambio, nuestros vecinos se destacan por formar talentos para correr en el exterior ylas empresas se comprometen y financian sus carreras, por el simple hecho de que es un negociorentable. Diferencias que nos hacen entender por qué algunos llegan y otros no. Seguiremos privándonos de ver en acción a uno de nuestros talentos.Pechito se lo merece, pero la F1 -por ahora- parece no ser para él.