"Hay equipo, hay dirigentes, hay proyecto y hay hinchas: los de siempre, los que volvieron y los nuevos. Hay cuatro generaciones. Los viejos, que vieron como los grandes se iban derrotados de Villa Crespo y como Atlanta era cantera del fútbol argentino."Los adultos, que en el 73 llenaron dos bandejas de la bombonera. Los adultos jóvenes, que apenas recordamos un mísero año en primera, en el 84, y los chicos, con más esperanza que gloria en sus espaldas."Estamos felices Los Bohemios. No es para menos. Tuvimos sede y cancha cerradas, quebramos, descendimos y ahora, acá estamos: campeones. Ser hincha de Atlanta me enseñó mucho en la vida. Me enseñó que siempre se puede estar peor."Como en una sesión de terapia, me sirvió para conocerme. La cancha de Atlanta es un lugar en el que siempre me gusta estar. Ya me quedó claro. No hay planteo racional que pueda contra mí."Aprendí también que los deseos a veces se cumplen. Es algo voy a tener presente para mi próximo cumpleaños".
*Sebastián Wainraich es periodista, conductor televisivo y radial, hincha de Atlanta y escribió esta columna, en forma desinteresada, para la agencia Télam.