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El más difícil. El que no termina nunca. El que se juega todos los días. Su lucha contra el alcohol. Van 18 recaídas. La historia reciente indica que no hay receta para el querido Burrito. Ni la borrada de Simeone, ni el paternalismo de Passarella como DT

Ariel Ortega y su último partido

Por UNO

El más difícil. El que no termina nunca. El que se juega todos los días. Su lucha contra elalcohol. Van 18 recaídas. La historia reciente indica que no hay receta para el querido Burrito. Ni

la borrada de Simeone, ni el paternalismo de Passarella como DT -hoy presidente-, ni el amiguismo

de Gorosito, ni la comprensión de Aguilar, ni la seriedad de Astrada, ni la amistad de Matías

Almeyda, ni el amor incondicional de la hinchada riverplatense, ni su aventura mendocina, ni la

clínica chilena, ni los mejores médicos.

Ariel Arnaldo Ortega llegó mal a la práctica matutina del viernes. El cuerpo técnico una vez

más lo protegió. Lo cuidó. Lo masajearon en el vestuario y lo mandaron a la casa esperando que

llegue bien a la concentración nocturna del viernes. El plan falló. El jujeño arribó al Monumental

a la hora señalada pero otra vez en mal estado. Como es lógico Astrada no lo tuvo en cuenta para el

partido del domingo contra Rosario Central; Ariel no se quedó a almorzar con sus compañeros ni a

ver el partido. Situaciones tensas indeseadas que se repiten en el momento menos indicado. Aunque

sea cruel, si River ganaba por goleada hoy el Burrito se acercaba a ser un ex jugador, pero River

jugó mal otra vez, no creó ni una chance de gol mano a mano y el nombre de Ortega se vuelve a

extrañar, se hace presente, se hace sentir. Y Ariel lo sabe. Abusa de su talento y su clase que,

aun cumpliendo el 4 de marzo 36 años, le permite "a veces" marcar la diferencia. En la última

estrella de River fue clave su sociedad con Buonanotte.

La idea del Kaiser es muy clara. Primero el hombre, después el jugador. Como hace cada vez

que hablan le recordará que tiene hijos divinos como Tomás y Sol, que lo adoran, una mujer que es

divina. Y que primero se tiene que curar. Se tiene que tratar. Se verá la manera. Hasta ahora la

familia nunca logró internarlo, un tratamiento ambulatorio sin dejar los pantalones cortos suena

ideal, pero tampoco ha funcionado en el pasado. Tras la decepción que Núñez por el 0 a 0 con los

Canallas, Leonardo Astrada le abrió la puerta otra vez. Hay dirigentes que no quieren que juegue

más. El actual presidente sueña con un futuro de Ortega, Gallardo y Almeyda en otra función dentro

del club. Una muy buena idea. No me atrevo a decir que Ortega no se pondrá más la camiseta de

River, sí a asegurarles que hoy esa no es la prioridad para la flamante comisión directiva

riverplatense. Por su parte, Ortega sólo quiere jugar. Hasta podría emigrar a los Emiratos Árabes a

jugar a préstamo. Difícil, casi imposible imaginar a Ortega en ese ámbito.

Oscar Ruggeri expresó en el Show del fútbol que River Plate utilizó a Ortega. Pudo ser en el

pasado, cuando el Burrito definía partidos él solo a pesar de largas noches. Hoy creo que River lo

ha bancado a muerte, lo ha dejado jugar, le ha pagado buenos contratos, pero es él el que no se

puede ayudar. ¡Que Dios lo ayude!

La tercera fecha del Clausura, además, deja una cirugía de Abel Alves en puerta.

Abbondanzieri e Ibarra saldrían del equipo. El técnico de la casa prometió no ser light, es su

momento. Vélez es puntero jugando con suplentes, lo veo claro candidato a ganar la Copa

Libertadores de América. A Chacarita, Pompei lo privó de ser uno de los invictos del torneo

Clausura. Juan Sebastián Verón convirtió un gol de acuerdo con su jerarquía, hoy por hoy es el

mejor jugador del fútbol argentino. El Mundial será o no el broche de oro de su carrera, en Francia

y Corea-Japón no le fue bien, en Sudáfrica cerrará su historia como jugador de Selección, como

internacional, como doméstico ya está consagrado.

Maradona sigue haciendo de las suyas, hoy juega la Selección en La Feliz con Jamaica. A 120

días del Mundial seguimos probando.

Don Julio no creía lo que le contaban por teléfono estando en Zurich. La vuelta de Riquelme a

la Selección me suena inviable. Para Maradona, Román debería pedirles perdón uno a uno a todos sus

compañeros europeos por abandonar el barco en plena eliminatoria; conociendo un poco a Riquelme

sabemos que no hará tal cosa. Los divos siguen siendo divos. De ambos lados.