Todo comenzó cuando publicó en Twitter una foto de él con una tanga, antes de una sesión de masajes. De ahí en más, sus seguidores se duplicaron y comenzó a recibir todo tipo de mensajes, desde ídolo a mamarracho. Más allá de las polémicas que origina, lo cierto es que Cristian Castro sólo quiere salir del personaje de cantante romántico y divertirse más. Y lo logra.