Una transmisión en vivo mostró el desarrollo en un sitio de construcción con camiones, equipos de movimiento de tierra y trabajos manuales: dos hospitales que tomaban forma ante los ojos del mundo y que se preparaban para abrir sus puertas solo días después de que comenzara el trabajo.


El 24 de enero, el gobierno de Wuhan anunció que construiría un hospital de 1.000 camas, llamado Huoshenshan, o “Montaña del Dios del Fuego”, para atender a las personas diagnosticadas con el nuevo coronavirus. El primer edificio del complejo, que abarcaría eventualmente 25.000 metros cuadrados, se terminó en solo 16 horas.


La ciudad también anunció la construcción de una clínica de 1.500 camas – el Hospital Leishenshan (Montaña del Dios del Trueno) – a fin de facilitar la disposición de camas para los pacientes infectados con el virus.


El Hospital Huoshenshan abrió el 3 de febrero, luego de menos de 10 días de construcción, mientras que el Hospital Leishenshan abrió el 8 de febrero.
A medida que los trabajadores se apuraban en construir las unidades, los
profesionales médicos y los diseñadores afirmaron que garantizarían que lasinstalaciones fueran seguras y confiables, a pesar de la velocidad con la que fueron construidas. En 2003, como director del Hospital Xiaotangshan en Beijing, Zhang Yanling presenció la construcción desde cero de una instalación de emergencia en solo siete días para ayudar a contener un brote del síndrome respiratorio agudo grave, o SARS por sus siglas en inglés, en la capital.

A fines del mes pasado, el hombre de 68 años viajó a Wuhan como asesor de la construcción de los dos hospitales prefabricados. “Las nuevas instalaciones tienen mejores diseños y estándares más altos que el Hospital Xiaotangshan”, expresó durante una entrevista con la Radio Nacional de China. “Tendrán un rol importante en la lucha contra el
coronavirus”, señaló y agregó que las nuevas instalaciones serán hospitales
profesionales para enfermedades infecciosas, en lugar de simples unidades para recibir y colocar pacientes en cuarentena.

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Por su parte, Peng Guanping, director técnico de los sistemas de eliminación de aguas residuales para los nuevos hospitales, sostuvo: “La enfermedad es altamente infecciosa, así que nuestros estándares son incluso más altos de lo habitual”. Si bien el tiempo normal para la esterilización de las aguas residuales médicas es de 90 minutos, los sistemas de eliminación de los nuevos hospitales necesitarán un tiempo de cinco horas. La esterilización no solo se aplicará a las aguas residuales médicas, sino que una membrana impermeable se asegurará de que se trate incluso el agua de lluvia que pasa a través de las instalaciones. “Cada gota de agua que se descargue de ambos hospitales será esterilizada para asegurar que no cause nuevas infecciones”, sostuvo Peng.


Después de haber adquirido gran experiencia en la eliminación de aguas residuales médicas por más de 10 años en el campo, expresó que el proyecto de Wuhan es el desafío más difícil de su carrera. Esto se debe a que los sistemas de eliminación a esta escala normalmente tardan por lo menos 60 días para completarse, pero esta vez el trabajo tuvo que terminarse en 10 días. “Como nos enfrentamos a un virus
totalmente nuevo, tenemos que ser cuidadosos y concebir nuestro mejor plan”.


La Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma de China destinó una ayuda especial de 300 millones de yuanes (u$s 43 millones) para los dos hospitales, según un aviso publicado en su sitio web el 27 de enero. Desde el primer caso que se informó a fines del año pasado, el coronavirus se ha propagado mucho más rápido de lo esperado.


Los diseños técnicos para los dos hospitales nuevos de Wuhan fueron armados en solo 60 horas por un equipo de 60 diseñadores, incluyendo expertos que trabajaron en el Hospital Xiaotangshan. Cada pieza de trabajo en el proyecto se cuenta en horas, no en días.


Xia Ping, director general de construcción para ambos hospitales, señaló que, a pesar de la presión del tiempo, se hizo todo lo posible para garantizar la calidad de la construcción. “Tenemos cientos de inspectores de calidad para controlar cada marco de construcción, cada punto de soldadura”.
Xiang Hui, director de construcción en el Hospital Leishenshan, sostuvo que éste había sido diseñado para proteger tanto a los profesionales médicos que trabajarían allí como a los residentes locales. “Es una instalación de emergencia temporal, pero tiene que cumplir los estándares de un hospital permanente. No puede ser una fuente de infección”.


Dos días después de que comenzara el proyecto de Leishenshan, 30 de los 500 edificios prefabricados habían llegado al sitio desde Suzhou, provincia de Jiangsu. Chen Ye, uno de los proveedores, quien participó en el trabajo de rescate luego delterremoto de Sichuan en 2008 que se cobró la vida de casi 70.000 personas, señaló: “El tiempo es vida. Estamos en una carrera contra la muerte. Pero la calidad y la seguridad también son importantes, ya que estamos construyendo instalaciones médicas”.


Chen agregó que había pedido 1.200 barbijos para proteger a los 15 empleados de la compañía que estaban trabajando en el sitio de construcción. “Estamos ensamblando la mayoría de los edificios en nuestra fábrica para acortar el tiempo de exposición de los trabajadores en Wuhan. Ahorra tiempo y es más seguro para los trabajadores. La eficiencia y la seguridad no se contradicen”.


Mientras Wuhan se apresuró a construir hospitales, las autoridades de otras tres ciudades, en las provincias de Hubei y Henan, y la Región Autónoma Zhuang de Guangxi, también comenzaron a construir hospitales a fin de aliviar la presión sobre el desbordado sistema de cuidado de la salud. Así, un hospital improvisado en Huanggang, Hubei, la ciudad con la segunda mayor cantidad de casos confirmados en la provincia en ese momento, recibió su primer paciente el 27 de enero. Un día antes, comenzó la construcción de una instalación de cuarentena en Zhengzhou, Henan, una provincia vecina de Hubei, y al otro día ya estaban funcionando 28 salas prefabricadas.

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