Se avecinan tiempos de definiciones y de conflictos en la política energética, que ha sido descuidada por años, pese a las advertencias de los especialistas.

YPF, un botín muy apetecible

Por UNO

Carlos Hernández

Columnista de UNO

Habría que invertir no menos de 10 mil millones de dólares anuales y durante todo un quinquenio para recuperar el autoabastecimiento de combustibles, según los informes que se dieron a conocer esta semana en la Comisión de Economía del Senado de la Nación.

En cualquiera de las modalidades societarias, e independientemente de cómo quede formado el capital accionario de YPF, el país seguirá sacrificando cuantiosas divisas para mantener equilibrado el mercado interno de combustibles y los saldos exportables.

Para este año, el déficit energético proyectado alcanzaría los 6 mil millones de dólares por las importaciones en el sector, que duplicarían los volúmenes del año pasado.

Uno de los temas más mentados en el momento y que genera tensiones con el gobierno español cobra relevancia por ser estratégico para la Nación y provincias productoras como Mendoza, no sólo porque YPF es la principal proveedora de combustibles, sino también por ser fundamental para el sistema impositivo.

La compañía que hasta el momento ocupa la mayor parte del mercado nacional, con el 35% de la torta, aporta al fisco $25 mil millones anuales en concepto de ganancias, IVA y retenciones a las exportaciones.

La producción de petróleo crudo de la provincia representa el 15% del total nacional. Aunque se registra una fuerte declinación relativa en la última década por efecto de las retenciones móviles, las regalías suman el 9% con relación a los recursos corrientes de la provincia, según los datos presentados por la fundación Ideal.

El informe establece que Mendoza tendría derecho a reclamar más de 1.000 millones de dólares al Estado nacional por los montos menores percibidos desde el 2004.

El sector del petróleo y el gas participa en el 23% del valor agregado provincial, considerando la exploración y producción, el transporte, la refinación y la comercialización. En tanto, la empresa YPF aporta a la provincia el 67% de la producción de petróleo.

Con estos números y atendiendo a la sangría que implica la importación de combustibles para la caja nacional, se explica el foco que han puesto últimamente sobre el asunto el gobierno de Cristina y las provincias que integran la Ofephi.

Lo inexplicable es la desatención que hubo en los últimos años sobre una política energética que garantizara una ecuación superavitaria, pese a las recurrentes advertencias que venían haciendo los especialistas.

Se avecinan tiempos complicados por la necesidad de inversiones millonarias y por los conflictos que no faltarán por todos los intereses económicos en juego. Al respecto, ya han lanzado amenazas desde el gobierno español y la Unión Europea en defensa del capital de Repsol, respecto de las consecuencias que debería pagar nuestro país. El presidente ibérico, Mariano Rajoy, tiene al asunto como prioritario en la agenda de su errática gestión.

En el plano doméstico, ningún gobernador del oficialismo está dispuesto a sacar los pies del plato en cuanto a los dictámenes que bajen de la Nación, no obstante deberán armonizar con todos los mandatarios de las provincias petroleras.

También la provincia se prepara para la etapa que viene. Francisco Pérez, antes de partir hacia Dubai en una misión oficial que lo mantendrá alejado del Centro Cívico por diez días, ha dejado encargado que la semana que viene se avance en la aprobación de la Empresa Provincial de Energía, a la que considera estratégica para encarar la política del sector.

Para ello, el oficialismo deberá negociar, principalmente, con el radicalismo.

En la pelea por los dividendos que dejan los hidrocarburos no faltarán intendentes que reclamen regalías para sus departamentos, teniendo en cuenta que los recursos pertenecen a toda la provincia.

Junto a las decisiones de Cristina Fernández estos son los debates, y los conflictos, que se avizoran.