Este es el artículo completo que escribió: Victimizarse es ponerse en el lugar de quien vive padecimientos injustos o fuera de lo común,para poder denunciar (intima o socialmente) la responsabilidad ajena de la propia desgracia. Hay ental construcción una pasión tal que incluso se elige el padecimiento como forma de vida, porqueeste tiene en semejante marco un sabor a justicia y a verdad. Quien se victimiza prefiere tenerrazón a crecer, aun cuando esa razón sea demasiado dudosa, y la principal ocupación del victimizadodeba ser la descripción minuciosa de su padecimiento y de la culpa ajena. De tan dudosa que es, surazón, requiere de una argumentación constante, de un fino trabajo de mantenimiento discursivo enel que se agota toda la inteligencia disponible. La victimización es un trabajo que requiereatención permanente, una especie de guardia hospitalaria dedicada al trabajo de agravar lascircunstancias y demostrar la propia impotencia. Y además, hay que estar alerta, porque si seexpresa alguna forma de felicidad, el victimizado se vuelve enseguida sospechoso, y convence menos. Para victimizarse bien hay que pasarla mal todo el día, encontrar en cada hecho o temamotivos para tener prolija la fosa en la que uno se sumerge a sí mismo, para tener razón y no tenerque hacer nada. Porque el victimizado es básicamente un quieto, un pasivo, alguien que dedica toda sucapacidad al arte de la descripción de una situación imposible. En vez de buscar formas de salir deella, el victimizado busca constantes pruebas de que no puede hacer otra cosa que pasarla mal.¿Sabés la última?, puede decir, feliz de poder amargarse un poco más ante el nuevo abuso, o ante elrecién aparecido detalle que provoca aun más dolor. Es una de las formas de la neurosis, o su base constante detrás de todas las variacionesposibles. ¿Es un dolor real? Debe serlo, aunque sea en gran parte un dolor construido, alimentado,militado. Es un dolor preferido, elegido antes que el otro dolor del crecimiento, en el que en vezde reconstruir el propio sufrimiento todo el tiempo uno dedica sus esfuerzos a construir unasuperación de los problemas que lo acosan. El de la victimización es un dolor querido, que salva,un dolor que se siente por ser bueno (cree uno, o trata de hacer creer), un dolor refugio que sirvepara evitar los desafíos que hay en el hacerse cargo de sí mismo. Hay un enorme prestigio, en nuestra mentalidad nacional deformada, en ocupar este rol (socialo íntimo). Para muchos, si uno no tiene algo feo que contar, no hay contacto posible. ¿Te va bien?Sos una basura, garca, derechista, desalmado, frívolo. No merecés entrar el Club del PadecimientoMeritorio, salí de aquí... Porque también, desde esta perspectiva insana, se disfruta de denigrar a quienes han elegidoel otro camino posible, el del crecimiento. ¿Qué hacen esos nefastos, saludables, que no sevictimizan? Dan la batalla por su vida. Le buscan la vuelta. Se hacen cargo de sus defectos, de susincapacidades, de sus temores, y tratan de crecer. Generalmente lo logran, porque no es tandifícil, porque se puede, porque toma tiempo y esfuerzo pero no somos tan incapaces. No, no sepuede todo, pero se puede mucho, de a poco. Claro, si uno avanza por ese camino, pierde losprivilegios del victimizado: el consuelo constante de una mirada buenita que entiende la gravedadextrema de todo lo que te pasa. Y no, no digo que no haya problemas, ni motivos para padecer. Los hay, los hubo, los habrá.Digo que la vida tiene esa constante, la de la producción de problemas, y que no se gana nada conponerse en situación de aniquilado, excepto el consuelo de saberse colmado de una graciatrascendente e inventada. Mucho dolorido es el principal responsable de su dolor. No todos, es verdad. Hay vidas quearrastran pesos excesivos, o que viven circunstancias muy pesadas. Pero la observación delmecanismo de autoconstrucción de la víctima es muy útil, porque hay una tendencia nacional a creerque es mejor, más valioso, hundirse que nadar. Y hay que decirlo con claridad, repetidamente: la vida es difícil, está llena decontratiempos y problemas, de límites que no se desean ni se aceptan y producen dolor. Pero esta essu condición básica, no un defecto de fábrica. En este panorama nos corresponde a nosotros actuar,luchar o trabajar para generar una mejoría de las condiciones (íntimas o sociales). Lavictimización es una manera de huir de las cosas. Aun las verdaderas víctimas, tienen que aprendera dar la batalla. No hay otro lugar adonde ir.
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El filósofo Alejandro Rozitchner.
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El blog de Rozitchner.