Cobos no es –a esta altura del partido es indiscutible- ninguna figura menor de la políticaargentina. Para muestra basta un botón: Néstor Kirchner y la presidenta Cristina Fernández casi noduermen pensando en él. Pero volvamos a Laura. En uno de los tantos llamados que un periodista puede hacer cuandoescribe, buscando pulir la información que maneja y corroborarla con otras fuentes, llamé a laahora senadora nacional –ex diputada- Laura Montero. Hablo con políticos a menudo y si hubiese unacaracterística que pudiera calificar como casi unánime en la dirigencia política del país es lapetulancia. Una importante porción de los políticos se creen "la última cocacola del desierto". Poreso en general son injustos algunos señalamientos de la oposición al estilo soberbio de Cristina.Muy pocos políticos están a salvo de esa característica que también posee a menudo, es verdad, lapresidenta. Al hablar con Montero me dio la sensación de estar hablando con una mujer simple, llena dehumildad y a la vez capaz e inteligente. Absolutamente conciente del rol que le toca ocupar poresta hora pero a la vez dueña de un aplomo envidiable y propio de las personas diestras. Quizá nodebería estar asombrado si sobrasen hombres y mujeres en la política de nuestro país con estacualidad pero no es así. Montero es sanrafaelina y tiene sólo 50 años. Fue una destacada alumna de la UniversidadNacional de Cuyo en su juventud y en esa casa de altos estudios obtuvo el título de IngenieraAgrónoma con mención de honor. Más tarde fue parte del Consejo Nacional de InvestigacionesCientíficas y Técnicas, más conocido como Conicet. En el sector privado trabajó para las fincas delas Bodegas Bianchi. Hoy Laura juega en otras ligas menos técnicas y más políticas. Tuvo en la semana que pasóque cumplir con un rol difícil, defender a capa y espada el voto que su padrino político, amigo ycompañero de maratones, su colega ingeniero Julio Cobos, emitió en la bicameral que aconsejó aCristina sacar a Martín Redrado del Banco Central. Montero se dio el gusto de decir de maneratextual que Redrado "tuvo una actitud imprudente e irresponsable en el desarrollo del conflicto (desu remoción). Además, la austeridad no fue el mejor ejemplo de su gestión en un país donde todavíahay gente que duerme en la calle". Y sentenció que "defender a Redrado es defender a Moreno". No paró ahí. Aseguró, de manera inclusiva y como advertencia a todos sus colegas de lapolítica, que "hemos vivido un enero propio de una parodia, producto de errores y desaciertos detodo el arco político, algo que nos debe generar vergüenza y preocupación". Para Elisa Carrió,quien había sido dura con Cobos, también hubo unas palabras de Montero: "Es una pena que en la pujainterna de la Coalición Cívica no haya prevalecido la posición de Prat Gay y si lo haya hecho la deElisa Carrió, que responde meramente a especulaciones políticas". Y como para que los radicales no se vayan a olvidar que todavía hay asuntitos internos queresolver le espetó a Gerardo Morales: "No sé por qué Morales se arroga para sí la opinión delpartido radical, cuando simplemente expresa una visión personal. Muchos radicales han expresado suapoyo a la decisión adoptada por el vicepresidente". Montero desembarcó en la política de la mano de Gabriel Fidel, quien le presentó a JulioCobos en sus tiempos de gobernador de Mendoza. Con él tomó un café y se entendió rápidamente. ElCleto la sumó a sus equipos de Economía y no tardó en convertirse en ministra de esa importantecartera en directa relación con la producción de nuestra provincia. Cobos ha sido el únicodirigente al que Montero ha respondido políticamente en su carrera. Aunque su padre fue secretariode Salud de Raúl Alfonsín. Antes que nada las cosas como son. Acuérdese de este nombre: Laura Montero. Lo va a escucharvarias veces. Es una de las estrellas más fulgurantes que orbitan en la constelación Cobos. A lavez es capaz y vive en una casa alquilada.