En Séptimo Día, Cornejo planteó parte de la estrategia para que Mendoza salga de la posición fulera que ocupa: contra las cuerdas

Un 2016 “a la defensiva”, por la recuperación local

Por UNO

Alfredo Cornejo usó una frase del argot boxístico para pintar, de manera directa y sin maquillaje, la situación económica que le espera a Mendoza en 2016. "Estamos contra las cuerdas, a la defensiva, sin mucho margen para salir a la ofensiva". Lo hizo en el programa Séptimo Día, que se emite los miércoles por Canal 7, en lo que fue su última entrevista del 2015. Allí el mandatario planteó las metas de cara a un año donde la estrategia parece ser quedar de pie, para garantizar, por qué no, aspirar a un final de calendario 2016 sin magullones y enteros para seguir en carrera.

Pagar sueldos y aguinaldos, que el Estado brinde y garantice los servicios, ir paulatinamente equilibrando las cuentas, hacer que los organismos de recaudación salgan a cobrar impuestos, en síntesis ordenar el descalabro parece ser, sin más, la máxima ambición.

La herencia recibida ha obligado al Gobierno a planificar sólo y nada más que un plan para ordenar la estructura del Estado, con muy pocas posibilidades de incorporar al sueño gubernamental nuevas medidas para reactivar, siquiera, la obra pública o retomar viejos anhelos de toda la dirigencia y la sociedad en su conjunto.

En el terreno de las matemáticas, Mendoza atravesó el 2015 sin presupuesto aprobado, por lo que el Gobierno gestionó con la reconducción de la pauta de gastos del año pasado. Esa fue la excusa recurrente del ex gobernador Francisco Pérez para justificar los problemas de gestión pues tampoco tuvo autorización para sumar más deuda.

En el Ejecutivo debieron recalcular las bases del Presupuesto por el nuevo contexto macroeconómico y justamente aún hay dudas por la incertidumbre que hay sobre el "rumbo".

Algunas de las dudas son el precio del dólar, estimación de inflación y sobre todo dos temas clave: el financiamiento y los recursos que puedan llegar extra recaudación. Los primeros seis meses del año serán duros para las cuentas públicas por la cantidad de pagos acumulados que hay. Por eso esperan cerrar la renegociación de la deuda con el Nación para definir los números, así como la llegada de un crédito de $2.200 millones que el propio Carlos Melconian dio como un hecho.

Los números, en verdad, para lo que necesitará el Estado para funcionar en el 2016 van variando a medida que va apareciendo la información real de la situación.

Cornejo anticipa que se vienen meses complicados, ya que se centrará en intentar ordenar las cuentas provinciales y dar vuelta el sistema deficitario en el que se encuentra la provincia. Debido a eso, indicó que será central la gestión que realice Mauricio Macri a nivel nacional para que los empresarios se arriesguen e inviertan en la provincia.

Si el plan económico de Macri tiene éxito y le va bien en los primeros meses de este año, Mendoza podrá aventurarse a un proceso de crecimiento sólido, advirtió uno de los funcionarios más sólidos del elenco de Cornejo. Lo que significa contar con un tipo de cambio competitivo y que la inflación baje y pueda controlarse en los primeros cuatro a cinco meses del próximo año, lo que le daría un marco de previsibilidad al tipo de inversiones que requiere Mendoza, a mediano y largo plazo, condicionadas por los costos como por ejemplo el de los combustibles y también los laborales.

Cualquier distorsión brusca de esas variables pondría a Mendoza fuera de competencia frente a la economía y productos chilenos, la más cercana referencia.

Los riesgos a mediano plazo aparecen si la inflación no logra contenerse y más aún, si no da signos de que disminuya y si la tasa de interés no tiende a mantenerse y peor si se mueve hacia arriba.

"No creo que en 4 años Mendoza pueda ser la que invertía un 30 por ciento del Presupuesto en obras, como en la década del '60. Vamos a ir a Los Blancos, Portezuelo del Viento y el túnel de baja altura, pero serán obras que duren por lo menos 10 o 15 años", adelantó Cornejo.

Después de dos años de estancamiento y desaceleración, el Gobierno provincial tiene claro que el camino hacia la recuperación no será fácil y dependerá de la unión de voluntad política, consenso con amplios sectores sociales y alianzas estratégicas con el empresariado y los organismos de crédito. Pero antes de arrancar, propone un análisis del rumbo actual y una reorganización de prioridades.