¿Cómo hacemos entonces para relacionar estos valores con el streptease, el baile del caño, chicas que se besan y acarician para subir la temperatura en los boliches o los videítos pornográficos que circulan en las redes sociales?¿Se imagina a una nena con 12 años mostrándole en su smartphone el video de la reina hot en plena faena sexual a su abuelo que tiene más de 30 años como contratista?¿Se imagina la cara del abuelo viñatero si la nieta le dice que quiere ser reina de la vendimia?
¿Nicho comercial? Sin embargo, hay un público para lo que podríamos llamar Vendimia Hot. La mitad de los que responden encuestas y hacen comentarios en las redes sociales sobre el tema bancan a las reinas calientes por ser "auténticas", entre otras cosas.Tal vez ese público se esconde en el mundo virtual de las redes sociales y apoya desde el anonimato a las soberanas que "hacen lo que sienten y no les importa el qué dirán". Al fin y al cabo todo el esfuerzo que los followers deben hacer es accionar un dedo para realizar un click o entrelazar 140 caracteres que tengan un poco de sentido.Pero tal vez estén dispuestos a más. Quizás hay gente a la que le gustaría un festejo más erótico, informal, innovador, con reinas desnudándose y besándose al ritmo de una remixada versión de Like a Virgin en lugar de verlas desfilar en un carro mientras suena Virgen de la Carrodilla. Es más, es posible que haya un target dispuesto a pagar una entrada para ver este tipo de espectáculo -lo que no quita que también guste del tradicional en el Frank Romero Day- y estemos hablando de un nicho comercial que nadie explotó.A algún privado se le va a ocurrir hacerlo y probablemente le vaya bien. Mientras tanto, no mezclemos los tantos. Las reinas hot deben ser parte de lo anecdótico, accesorio y absolutamente prescindible de la principal fiesta de los mendocinos.