El 17 de febrero de 1877 Thomas Alva Edison patentaba el fonógrafo.
Se considera el primer aparato que consiguió grabar y reproducir la voz humana.
El Tinfoil, tal como se lo denominó, era muy rudimentario: un simple cilindro metálico móvil recubierto de una fina lámina de estaño maleable o cera, un diafragma registrador que también servía para reproducir con la ayuda de una pequeña bocina.
Constaba de un receptor, un registrador y un reproductor.
El receptor lo constituía la pequeña bocina invertida a modo de embudo, cuya parte final era cerrada por un diafragma metálico que vibraba al hablar frente la embocadura. Todos los movimientos de la membrana se transmitían a una aguja fijada en su centro, la cual grababa un surco irregular sobre la cera.
El movimiento del cilindro se consiguió primero manualmente accionando una manivela y, posteriormente, con un motor mecánico semejante a un mecanismo de relojería.
El estilete o aguja grabadora iba produciendo en su curso (según la presión sonora que incidía sobre la membrana del diafragma) unas incisiones en profundidad sobre la cera a modo de crestas y valles, consiguiendo así el registro sonoro.
Fue el primer aparato que se utilizó para registrar y reproducir sonidos.
Después de varios bocetos, el norteamericano Edison, nacido en 1847 y fallecido en 1931, terminó y presentó lo que llamó fonógrafo, término tomado del griego que quiere decir "sonido escrito".
Las primeras palabras registradas fueron: "Hola, hola, hola...María tiene un corderito listo como una centella, cada vez que abre la puerta el corderito se va con ella...".